Las épocas decembrinas ya se sienten en la capital queretana donde con el anuncio de la navidad llegan las luces, el nombramiento de la nueva soberana, los buenos deseos y la esperanza hacen de los queretanos una mezcolanza de nostalgia y fe en que pronto nacerá el Niño Dios; entre toda la algarabía el Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro presenta el ejemplar El Heraldo de Navidad, que para esta edición cumple 121 años desde que por primera vez salió a la luz.
El libro es resguardado por la hemeroteca del Archivo Histórico perteneciente al Gobierno del Estado y está a cargo de Martín Mendoza Ramírez quien cuenta con 17 años al frente del lugar en donde se pueden encontrar desde el primer ejemplar y hasta esta última edición. Fue un 25 de noviembre de 1900 cuando por primera vez el Heraldo vio la luz en una ciudad que era gobernada en el entonces período Porfirista, por Francisco González de Cosío; el cuadernillo fue plasmado con pensamientos, poesía, sonetos y relatos de historiadores que hasta hoy día son considerados parte del patrimonio cultural; como en el año 2013 lo mencionó el cronista del estado de Querétaro y director del Consejo Editorial de El Heraldo de Navidad, Andrés Garrido del Toral (Qepd), “El Heraldo de Navidad debe ser un elemento del Patrimonio Cultural Tangible del estado de Querétaro y este nunca más deje de publicarse, ya sea a finales de noviembre a principios de diciembre de cada año”.
Conforme hojeaba el primer Heraldo fui adentrándome a una sociedad queretana de arraigo y tradiciones, escritos impecablemente redactados con rimbombantes palabras que denotan la influencia del castellano que hoy en día poco se utiliza. El ejemplar que era semanario se podía adquirir por el costo de $1 peso por 9 ejemplares y cada uno 12 centavos, además que si se quería contar con números atrasados estos tenían un precio de 25 centavos, que bien valía la pena pagarlos pues en esa época las familias acomodadas de la ciudad y sus demarcaciones eran asiduas a su lectura dada la información que se podía encontrar en sus páginas como la segunda gran convocatoria de “Los hijos del Colegio Civil del Estado de Querétaro" donde anunciaban un té cargado de buenos deseos y fomentando la fraternidad entre decanos y ex alumnos, en la crónica se menciona que la mesa de honor era presidida por Vázquez Marroquín y Ramón Hernández Mata. La bienvenida refiere el cronista como se lee en el escrito original fue otorgada por “el joven abogado Manuel Septién” que habló de compromiso, amor y respeto por la patria; sin duda una época donde el civismo y los valores de lealtad y respeto eran muy elevados no sólo entre las personas de edad, sino entre los jóvenes.
En una ciudad taurina por excelencia la publicidad de las tradicionales corridas de toros eran un auge y para 1900 la Plaza de Toros Occidente anunciaba con bombo y platillo la “Gran Corrida” para fecha de 25 de noviembre de ese mismo año y con sobresaliente y lujosa cuadrilla.
Ya en su segunda edición del año 1901 el almanaque presentaba el llamado “Juego de las Flores” fechado en Querétaro para el 28 de diciembre de 1901 y donde el mentor de lo que hoy se conoce como la coronación de la reina era el ingeniero Adolfo de la Isla, teniendo como jurados a personajes queretanos como Joaquín Aguilera, Gabriel Estrada, Uriel de Samaniego, Alfonso Septién, entre otros, ese año fue nombrada como “Reina de las Fiestas” a la señorita María Guadalupe de Cosío.
Con el tiempo el ejemplar ha sufrido algunos cambios que se han ido adecuando a la época, pero sin perder la esencia de un Querétaro plagado de cultura y tradiciones que quedan grabados en la memoria de quienes son parte de esta bendita y noble tierra.