Luis Ángel y Mario, dos jóvenes del barrio de Santa María Magdalena que se juntan y crean hermandad con otros jóvenes del barrio de La Sierrita, dos lugares populares de la metrópoli queretana donde se enfrentan a un fuerte estigma social que los reduce a delincuentes, drogadictos o violentos por el hecho de juntarse en las esquinas; pero nada de eso, son estudiantes, artistas y tienen su marca de ropa (Gangdirty).
Las carencias que han tenido a su corta edad los ha motivado en pensar en quienes no tienen la posibilidad de comprar un suéter, un pantalón o simplemente comer. Consiguen un triciclo de carga en donde juntan lo recaudado entre ellos, sus familiares y conocidos y emprenden la caminata al centro histórico todos juntos, deteniéndose en donde ellos creen hace falta dejar algo. Sus donaciones son recibidas por personas en situación de calle desde niños, adultos mayores, artesanos, migrantes o quienes lo requieran.
En el centro de la ciudad, dos realidades son visibles los sábados en las noche por que por un lado está el turismo en busca de un buen restaurante o el mejor pasillo para tomarse una fotografía; y por el otro, los artesanos resistiendo las extenuantes horas ofreciendo sus creaciones o las decenas de personas que duermen en los portales.
Las y los artesanos de Santiago Mexquititlán dejan de lado sus canastas llenas de coloridas “Lelés” para acercarse al triciclo en busca de alguna prenda para sus niños o Juan un migrante nicaragüense a quien ese día le habían robado su cobija y se acerco al triciclo para a ver si le tocaba aunque fuera un suéter o unos pantalones.