El señor Pedro Campos Guevara, originario de Querétaro, posee una habilidad y destreza que solo los años de experiencia, en conjunto con el legado de su abuelo y su padre, le han podido otorgar: el de fabricar resorteras. Pero, antes de ello, Pedro se dedicaba a la albañilería; desafortunadamente, los años pasan y el desgaste físico incrementa; sin embargo, la vida sigue y el aprendizaje jamás termina.
Por ello, decide retomar el legado familiar y comienza con la fabricación de huleras, mejor conocidas como “resorteras”, esto mediante un proceso de recolección de materiales como: horquetas provenientes de palos de acebuche, también se necesita hule, cuero que puede obtenerse de la suela de un zapato y finalmente se amarra con ligas.
En cuanto al proceso de fabricación, se selecciona el palo con su respectiva horqueta, se corta, se asa en el fuego, se deja secar y una vez seco, se le quita la cáscara, luego se le colocan los hules, el cuero y se emite el proceso de amarre. El tiempo de vida de sus resorteras es de dos meses, pero la horqueta se puede conservar hasta por diez años.
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Pedro las utiliza para arrear a sus animales, ya que, por la edad, le es necesario; también es de utilidad para recolectar frutas en árboles altos. Con cada resortera del poder que elabora, el señor Pedro no solo perpetúa una tradición, sino que también hace prevalecer en cada pieza un pedazo de su historia y cultura.