Con la punta de los dedos Alfredo Blandina recorre los muros de su escuela. Lleva 38 años repitiendo este ritual y aún en pandemia, no ha perdido la costumbre de revisar las instalaciones del edificio.
El lugar es la Escuela de Ciegos y Débiles Visuales, de las pocas que existen en el país y una de las más importantes, asevera el también director. Y es que desde que abrió sus puertas en Querétaro para disminuir los índices de pobreza de este sector, así como las adicciones, discriminación y abandono del que son sujetos, ha beneficiado a 933 personas en el estado.
Como en todas partes, la crisis sanitaria ha hecho tambalear sus cimientos y el maestro se encuentra preocupado. Sus ingresos han disminuido y han perdido a 12 de sus integrantes por coronavirus; de 87 personas que conformaban a la comunidad ahora “solo somos 87”, lamenta.
Además de ofrecer servicio de albergue y atención psicológica, la escuela cuenta con 26 talleres para la integración laboral y económica de las personas con discapacidad visual. En el programa se incluyen clases para aprender el sistema braille así como cursos de masoterapia, tejido, computación y capacitaciones para obtener certificación de estudios de primaria y secundaria.
De acuerdo con el profesor de educación física, Ricardo Aguilar, cuando la pandemia llegó al estado, la escuela suspendió todas sus actividades presenciales y tardaron poco más de tres meses para adaptar el programa a las plataformas digitales.
Luego de una capacitación sobre el uso de dispositivos y herramientas electrónicas, Ahora muchos de los estudiantes y profesores ciegos ya saben utilizar el zoom en sus celulares –con el apoyo de la herramienta de Voice Over (descripción en voz alta de lo que hay en la pantalla)–; sin embargo, el profesor asevera que “70% de la población(estudiantil) es gente mayor y diabética, entonces no tienen mucho tacto como para poder manejar un teléfono”.
El pasado 6 de julio terminaron los cursos a distancia y el director señala que posiblemente regresen a la normalidad en septiembre a través de una programación híbrida: “Todo se va a definir la última semana de agosto. Si las demás escuelas regresan, nosotros también (…) La verdad es que estamos desesperados por regresar… las familias se fastidian de estar apoyando a las personas a ciegas. Además, el encontrarnos físicamente nos sirve de terapia grupal; aquí todo el mundo echa relajo y se enamora también, porque sí nos enamoramos ¿eh?… estamos ciegos pero de todo lo demás estamos bien”, asiente con una sonrisa.
Por la pandemia todos los eventos oficiales para captación de fondos –como la carrera Cegatón y los desayunos a ciegas– fueron suspendidos, pero las personas pueden hacer donaciones directas a través de la cuenta de Unión de Minusválidos de Querétaro, I.A.P 94011000201 (Banbajío). Para más información, marcar al número: 442 7989391