“Si yo pudiera revivir a los muertos ya me hubiera arrepentido cientos de veces con la soga al cuello “, lee el poeta Horacio Warpola en medio de una habitación tapizada de féretros de todos los tamaños. La escena forma parte de una instalación artística del francés Gaspar Le Guen, quien, para revivir este espacio ubicado a un costado del mercado del barrio del Tepetate, rearmó las piezas de la bodega de Funerales Ortega.
A este proyecto lo tituló “Servicio nocturno”, y tal cual el nombre, la noche del 2 de noviembre recibió en este espacio a más de una veintena de curiosos.
Rodeados por ataúdes, sillería antigua, pedestales para cirios, cruces de mármol, una antigua carroza fúnebre, un fondo tradicional para capilla y mucho polvo acumulado, los asistentes atestiguaron el performance “Polvo de ataúd suspendido en el espacio” y la música en vivo de Joshimar KL, a modo de simulacro de reapertura.
“Siempre he trabajado de una manera muy contextual y buscado gente y espacios que tengan historias que contar, objetos que tengan trascendencia (…) Me pasó aquí, un día fui hasta el Tepe, encontré este espacio y de pronto en un muro un letrero dio inicio a esta historia”, compartió Le Guen en entrevista previa.
Con esta instalación, el artista explicó que busca ahondar en los significados sobre la muerte en México y las ceremonias que existen en torno a ella.
Además, detalló que de este proyecto derivará una película, donde se reunirán los testimonios de la gente del barrio en torno a esta antigua bodega fúnebre que yacía abandonada y su perspectiva sobre la muerte.