La Semana Santa recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo; hoy Jueves Santo se conmemora la Última Cena que el Mesías tuvo con sus 12 discípulos, aquella donde lavó los pies como uno de los más grandes gestos del amor de Dios.
En pequeña entrevista con el seminarista Juan Pablo Morales nos explica el significado de este día, cómo deberíamos vivir la cuaresma en Cristo, para poder tener una verdadera conversión.
A decir del joven religioso el Jueves Santo inicia con la Última Cena, aquella donde Jesús reúne a los 12 discípulos que lo acompañaron. "Durante este encuentro, Jesús estableció la Eucaristía, al bendecir el pan y el vino, y decirle a sus apóstoles que por medio de estos elementos recibirían su cuerpo y su sangre".
Durante la celebración en un acto de infinito amor y humildad el hijo de Dios lava los pies a sus pupilos; esto es por las costumbres judías donde el cabeza de familia debía lavar las manos de los comensales antes de comenzar la cena pascual. Además, en el mundo judío, lavar los pies a alguien era una manifestación de gran hospitalidad y devoción, un gesto que el siervo reservaba para su amo, o la esposa para su marido.
Uno de los momentos más impactantes es la aprehensión de Jesús y cómo es que sabía que uno de los suyos lo entregaría por 30 monedas de plata. "En verdad les digo que uno de ustedes me entregará. (...) Tomó la palabra Judas, el que iba a entregarle, y le dijo: ‘¿Acaso soy yo, Rabí? Y él respondió: ‘Tú lo has dicho", Evangelio de San Mateo.
Según los escritos del Evangelio fue durante esta comida donde Jesús Instituyó la Eucaristía misma que hasta hoy en día es de los principales sacramentos de la religión católica: “Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: ‘Tomad y comed, este es mi cuerpo. Y tomando un cáliz y dando gracias, se lo dio a sus discípulos, diciendo: 'Bebed todos de él, que esta es mi sangre de la alianza, que será derramada por muchos para remisión de los pecados'. Jesús concluyó el momento con la frase: “Yo os digo que no beberé más de este fruto de la vid hasta el día que lo beba con vosotros de nuevo en el reino de mi Padre”.
Al terminar, Jesús fue a rezar al Huerto de los Olivos o también llamado Getsemaní, para prepararse para lo que sería su pasión, según los escritos del Evangelio de San Mateo. En este punto sería donde el hijo de Dios mostró su lado más humano al inquirir a su Padre si era posible que no se llevará a cabo su crucifixión. Según los relatos Bíblicos, Jesús sudó y lloro sangre al saber los momentos tan duros que pasaría, sin embargo los acepto para que pudiera llevarse a cabo lo que decía la Escritura, después buscó a sus discípulos "Dormid ya y descansad, que ya se acerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos, ya llega el que va a entregarme”, Evangelio de San Mateo.
Y es así como con un beso el hijo de Dios fue entregado para ser juzgado, golpeado, humillado y condenado a una de las peores muertes de esa época, la muerte de cruz.
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En la tradición católica también hoy se visitan las 7 casas un acompañamiento a Jesús recordando aquella noche santa, acompañarlo en su soledad y sufrimientos en el Huerto de Getsemaní, así como en las afrentas recibidas en las casas de Anás, Caifás, Herodes, Pilato y el Monte Calvario.