Momentos después de la misa de las ocho de la mañana de ayer, dio inicio la imposición de la ceniza en el Santuario Guadalupano en el centro de la ciudad, con importante afluencia de personas que, atendiendo a las indicaciones para cumplir con las medidas sanitarias vigentes en tiempo de pandemia, se formaron guardando la distancia requerida, usaron cubre bocas y se acercaron al altar donde alguno de los ministros, usando guantes y sin tocar a las personas, impusieron las cenizas.
“Arrepiéntete y cree en el Evangelio”, “Polvo eres y en polvo te convertirlas” fueron las frases que los fieles escucharon ayer al recibir ese signo, la mayoría de ellos fueron partícipes de la celebración religiosa, que, aunque no todos alcanzaron lugar dentro del sacro recinto, desde afuera escucharon la ceremonia oficiada por el Pbro. Juan Pablo Licea, quien en una frase resumió las lecturas del día: No endurezcamos nuestro corazón, dijo, y añadió “todavía es tiempo de volver al Señor porque somos embajadores de Cristo”.
Durante el día en los diferentes templos se apreció a los fieles que acudieron a la imposición de la ceniza, así como a quienes, desde días antes o ayer mismo obtuvieron una bolsita con ceniza para la imposición en casa, siguiendo las instrucciones impresas en un tríptico que la misma iglesia proporcionó.
Así inició el tiempo de Cuaresma, la que, el Papa Francisco en su mensaje invita a vivirla como camino de conversión y oración, “nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre”.