/ miércoles 26 de enero de 2022

Museo del Agua en pro de la educación ambiental en Querétaro

Se trata de un proyecto híbrido en cuyas salas virtuales convergen la historia ecológica local y la situación actual de este recurso en la ciudad

En el marco del Día Mundial de la Educación Ambiental, que se conmemora cada 26 de enero para hacer conciencia sobre la crisis climática que se vive a nivel global, el Museo del Agua habla con DIARIO DE QUERÉTARO sobre su labor en el estado. Desde su creación en 2020, la iniciativa ha buscado acercar a la población diversos temas socioambientales en torno al agua, echando mano para ello de herramientas artísticas y culturales.

Su sede se encuentra en la virtualidad (bajotierra.com.mx), a fin de que la población pueda adentrarse en los temas a través de mapas interactivos (sobre las zonas con mayor valor, riesgo ecológico e hidrológico en la ciudad), videos, fotografías, arte digital, música y demás recursos lúdicos que han sido aportados por creadores, investigadores y activistas locales; sin embargo, también han extendido su acción fuera de plataformas, prueba de ello son sus exposiciones itinerantes, así como el Festival Agua que corre y la próxima presentación de su primer informe Historias que andan, que han preparado para hablar sobre el desplazamiento forzado en Querétaro por impactos ambientales.

A continuación compartimos una breve entrevista con Claudia Romero, investigadora, activista ambiental e integrante de Bajo Tierra; asociación desde la cual se impulsa este proyecto museístico.

¿Por qué un Museo del Agua en Querétaro?

De los formatos que exploramos antes de ser museo, que fueron un documental y una campaña [en torno al agua], nos parecía que el museo posibilitaba la construcción a largo plazo, en cuyas salas cabía información no fija, que podría irse actualizando y dialogando con la gente. Además de que el museo permite trabajar más a profundidad con los procesos culturales.

Ustedes se han cuestionado ya sobre la forma en que se puede fusionar el arte con la ciencia en temas relacionados al agua y el medio ambiente y lo han llevado a la práctica.

Sí, lo hemos hechos a través de las diversas formas que toma el arte, que son mucho más expresivas, sensoriales y emotivas; así hemos logrado conectar con otras dimensiones de la compresión humana, a diferencia de lo que se logra con el lenguaje de la ciencia, que a veces en su forma racional, dura y metódica no logra traspasar. Transmitir, por ejemplo, la pérdida de memoria, desconexión y degradación del río (Río Querétaro) a través de la poesía visual, los testimonios y la música de los raperos que todavía van al río, permite que ese mensaje llegue a su destino (…) y estar receptivos.

Tal vez mucha gente ha cuestionado la razón por la que, a diferencia de otros espacios museísticos, el Museo del Agua se encuentra en la virtualidad.

La verdad es que la razón es meramente presupuestal, no hay la capacidad económica para tener un espacio físico, y no solo para realizarlo sino para mantenerlo. El proyecto sigue siendo autofinanciado. Sin embargo, la virtualidad tiene sus bondades porque nos ha permitido conectar con personas de otras ciudades y de otros países a quienes les ha resonado nuestro contenido.

Desde su creación en marzo de 2020, ¿qué ha logrado cosechar esta iniciativa?

Lo más importante ha sido la creación de nuevas líneas de investigación. El informe que va a salir sobre desplazamiento forzado es un claro ejemplo de eso (…) es como si fuéramos un centro de investigación propiamente, donde se ha logrado ampliar la exploración de la realidad.

Otra cosa que hemos logrado es reavivar el sentido de que sí se puede hacer algo y generar alianzas. El año de la pandemia, el antepasado, nos dimos cuenta que a través de nosotros podíamos articular actores que si bien antes no se hablaban, ahora forman parte de frente comunes; el museo se ha construido con apoyo de todos esos colectivos.

Foto: Cortesía | @BajoTierraMu

Se que la educación ambiental es un eje importante para ustedes, ¿cuáles han sido sus estrategias?

Damos talleres y promovemos exposiciones interactivas que van más allá de las infografías; la última que presentamos se llamó Árbol del buen vivir , lo que hicimos fue buscar a gente que ya estuviera captando lluvia, tuviera baño seco, huerto en su casa… para dar paso a una obra de perfiles con las vivencias de todas esas personas, que permitiera no solo ver lo que se hace sino cómo se hace.

A propósito de la temática central del museo, ¿cómo observan el panorama actual del agua en Querétaro?

Para simplificar, estamos en un estado crítico. Seguir dependiendo de otras cuencas, urbanizando nuestras áreas de amortiguamiento… vaticina más conflicto, es una tendencia que ha ido acentuando el cambio climático. Los indicadores de los últimos años sobre la calidad de vida, específicamente en el rubro ambiental, van para abajo aunque tengamos “competitividad”. Tristemente mucho de lo que ven los analistas, en cualquier sector, es esa continuidad. Creo que el gran reto ahora es atreverse a imaginar otra ciudad, incluso en el museo hay una sala que se llama así: “La ciudad que imaginamos”.

Sabemos que pronto darán a conocer la presentación del primer informe #HistoriasQueAndan.

El informe se presentará el próximo lunes en la Casa de Vinculación Social de Carrillo Puerto, y en la tarde haremos un live en Facebook para toda la gente.

Lo que hicimos fue rastrear los indicadores sobre toda la degradación que hemos visto y ubicar los impactos que no se nombran: gente que pierde su casa, que se tiene que mover o se enferma porque los lugares dejan de ser habitables. La nota periodística normalmente sigue la mega inundación o la tromba pero no la vida de las personas y lo que tratamos de hacer con esta información es mostrar que Querétaro tiene todos los síntomas de un escenario donde potencialmente hay expulsión forzada de las poblaciones humanas y no humanas, y no hay nadie que esté hablando de eso abiertamente.

¿Cuándo tendrá lugar la segunda edición del Festival Agua que corre y qué actividades tienen preparadas?

Se llevará a cabo en marzo, va a ser una semana completa y nuevamente habrán exposiciones en el museo y actividades culturales como música y concursos de dibujo. También vamos a ayudar a las comunidades que estén viviendo un conflicto ambiental a documentar su contexto en plataformas internacionales. Van a haber talleres, conversatorios y como el festival se cruzará con el 8 de marzo, habrá un espacio dedicado al agua y las mujeres. Estará presente también Agua para todos , la organización que está empujando la ley nacional, y vamos a generar una alianza con Wikimedia México para trabajar en la enciclopedia ciudadana y documentar los temas de agua en Querétaro.


En el marco del Día Mundial de la Educación Ambiental, que se conmemora cada 26 de enero para hacer conciencia sobre la crisis climática que se vive a nivel global, el Museo del Agua habla con DIARIO DE QUERÉTARO sobre su labor en el estado. Desde su creación en 2020, la iniciativa ha buscado acercar a la población diversos temas socioambientales en torno al agua, echando mano para ello de herramientas artísticas y culturales.

Su sede se encuentra en la virtualidad (bajotierra.com.mx), a fin de que la población pueda adentrarse en los temas a través de mapas interactivos (sobre las zonas con mayor valor, riesgo ecológico e hidrológico en la ciudad), videos, fotografías, arte digital, música y demás recursos lúdicos que han sido aportados por creadores, investigadores y activistas locales; sin embargo, también han extendido su acción fuera de plataformas, prueba de ello son sus exposiciones itinerantes, así como el Festival Agua que corre y la próxima presentación de su primer informe Historias que andan, que han preparado para hablar sobre el desplazamiento forzado en Querétaro por impactos ambientales.

A continuación compartimos una breve entrevista con Claudia Romero, investigadora, activista ambiental e integrante de Bajo Tierra; asociación desde la cual se impulsa este proyecto museístico.

¿Por qué un Museo del Agua en Querétaro?

De los formatos que exploramos antes de ser museo, que fueron un documental y una campaña [en torno al agua], nos parecía que el museo posibilitaba la construcción a largo plazo, en cuyas salas cabía información no fija, que podría irse actualizando y dialogando con la gente. Además de que el museo permite trabajar más a profundidad con los procesos culturales.

Ustedes se han cuestionado ya sobre la forma en que se puede fusionar el arte con la ciencia en temas relacionados al agua y el medio ambiente y lo han llevado a la práctica.

Sí, lo hemos hechos a través de las diversas formas que toma el arte, que son mucho más expresivas, sensoriales y emotivas; así hemos logrado conectar con otras dimensiones de la compresión humana, a diferencia de lo que se logra con el lenguaje de la ciencia, que a veces en su forma racional, dura y metódica no logra traspasar. Transmitir, por ejemplo, la pérdida de memoria, desconexión y degradación del río (Río Querétaro) a través de la poesía visual, los testimonios y la música de los raperos que todavía van al río, permite que ese mensaje llegue a su destino (…) y estar receptivos.

Tal vez mucha gente ha cuestionado la razón por la que, a diferencia de otros espacios museísticos, el Museo del Agua se encuentra en la virtualidad.

La verdad es que la razón es meramente presupuestal, no hay la capacidad económica para tener un espacio físico, y no solo para realizarlo sino para mantenerlo. El proyecto sigue siendo autofinanciado. Sin embargo, la virtualidad tiene sus bondades porque nos ha permitido conectar con personas de otras ciudades y de otros países a quienes les ha resonado nuestro contenido.

Desde su creación en marzo de 2020, ¿qué ha logrado cosechar esta iniciativa?

Lo más importante ha sido la creación de nuevas líneas de investigación. El informe que va a salir sobre desplazamiento forzado es un claro ejemplo de eso (…) es como si fuéramos un centro de investigación propiamente, donde se ha logrado ampliar la exploración de la realidad.

Otra cosa que hemos logrado es reavivar el sentido de que sí se puede hacer algo y generar alianzas. El año de la pandemia, el antepasado, nos dimos cuenta que a través de nosotros podíamos articular actores que si bien antes no se hablaban, ahora forman parte de frente comunes; el museo se ha construido con apoyo de todos esos colectivos.

Foto: Cortesía | @BajoTierraMu

Se que la educación ambiental es un eje importante para ustedes, ¿cuáles han sido sus estrategias?

Damos talleres y promovemos exposiciones interactivas que van más allá de las infografías; la última que presentamos se llamó Árbol del buen vivir , lo que hicimos fue buscar a gente que ya estuviera captando lluvia, tuviera baño seco, huerto en su casa… para dar paso a una obra de perfiles con las vivencias de todas esas personas, que permitiera no solo ver lo que se hace sino cómo se hace.

A propósito de la temática central del museo, ¿cómo observan el panorama actual del agua en Querétaro?

Para simplificar, estamos en un estado crítico. Seguir dependiendo de otras cuencas, urbanizando nuestras áreas de amortiguamiento… vaticina más conflicto, es una tendencia que ha ido acentuando el cambio climático. Los indicadores de los últimos años sobre la calidad de vida, específicamente en el rubro ambiental, van para abajo aunque tengamos “competitividad”. Tristemente mucho de lo que ven los analistas, en cualquier sector, es esa continuidad. Creo que el gran reto ahora es atreverse a imaginar otra ciudad, incluso en el museo hay una sala que se llama así: “La ciudad que imaginamos”.

Sabemos que pronto darán a conocer la presentación del primer informe #HistoriasQueAndan.

El informe se presentará el próximo lunes en la Casa de Vinculación Social de Carrillo Puerto, y en la tarde haremos un live en Facebook para toda la gente.

Lo que hicimos fue rastrear los indicadores sobre toda la degradación que hemos visto y ubicar los impactos que no se nombran: gente que pierde su casa, que se tiene que mover o se enferma porque los lugares dejan de ser habitables. La nota periodística normalmente sigue la mega inundación o la tromba pero no la vida de las personas y lo que tratamos de hacer con esta información es mostrar que Querétaro tiene todos los síntomas de un escenario donde potencialmente hay expulsión forzada de las poblaciones humanas y no humanas, y no hay nadie que esté hablando de eso abiertamente.

¿Cuándo tendrá lugar la segunda edición del Festival Agua que corre y qué actividades tienen preparadas?

Se llevará a cabo en marzo, va a ser una semana completa y nuevamente habrán exposiciones en el museo y actividades culturales como música y concursos de dibujo. También vamos a ayudar a las comunidades que estén viviendo un conflicto ambiental a documentar su contexto en plataformas internacionales. Van a haber talleres, conversatorios y como el festival se cruzará con el 8 de marzo, habrá un espacio dedicado al agua y las mujeres. Estará presente también Agua para todos , la organización que está empujando la ley nacional, y vamos a generar una alianza con Wikimedia México para trabajar en la enciclopedia ciudadana y documentar los temas de agua en Querétaro.


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