Por Agustín Escobar Ledesma
Tomado del libro “El Centenario de la Constitución1917-2017” editado por DIARIO DE QUERÉTARO y la UniversidadAutónoma de Querétaro. Primera entrega 10 de febrero de 2016
La mayoría de los cronistas musicales de la época de laRevolución Mexicana de 1910 fueron anónimos y el género que porantonomasia utilizaron fue el corrido, género narrativo musical.En aquella época, ante la falta de periódicos y de poblaciónalfabetizada, esta manifestación popular informó sobre personajesrelevantes, tomas de ciudades, derrotas, traiciones, caballosfamosos, así como planes y convenciones. Y es que el corrido fueuna crónica de actualidad cantada.
Por supuesto que el corrido sobre el Congreso Constituyente delos Estados Unidos Mexicanos 1916-1917 realizado en Querétaro, nopodía faltar. Alberto Trueba Urbina, en las páginas de su libroEl teatro de la República. Biografía de un gran coliseo,publicado en 1954 por Ediciones Botas (editorial con presenciaactual en las librerías de viejo de la calle de Donceles en Ciudadde México), consigna las dieciocho estrofas del Corrido delConstituyente, señalando como autor a Marcelino Dávalos,abogado, poeta y diputado constituyente por el estado deJalisco.
Trueba Urbina, quien fuera senador y gobernador de Campeche,incluso señala que durante el periodo único de sesiones delCongreso Constituyente, iniciado el primero de diciembre de 1916,dicho corrido fue entonado por su autor en el entonces llamadoTeatro Iturbide, que veintidos años después, fuera rebautizadocomo Teatro de la República.
En las primeras tres estrofas de su crónica musical, MarcelinoDávalos describe al personaje principal del Congreso, el escenarioy la forma en la que los diputados discutieron los artículos de laConstitución que nos rige desde 1917:
Ya Venustiano Carranza
tiene su constituyente
pa’enderezarle las leyes
que les va a dar a la gente.
Ándele chata y nos vamos,
ponte tus choclos morados;
vamos al tiatro “Iturbide”
verás a los deputados.
Que hablan, se insultan y gritan;
bajan y suben pa’rriba
y el que traga más pinole
es quien tiene más saliva.
Marcelino Dávalos, quien durante algunos años dirigiera eldiario nacional El Universal, en su corrido abre paso allenguaje popular de aquéllos que lucharon en la gesta armada comocarne de cañón, es la voz de los protagonistas verdaderos,quienes miraron a la muerte de frente y oyeron el rugir del cañóny el silbido de las balas en los campos de batalla en laconstrucción de una sociedad libre de la oligarquíaparasitaria.
El gran mérito de Dávalos es el de mostrar la visión de losde abajo sobre las discusiones de los diputados del CongresoConstituyente, con expresiones de la gente de a pie en la que semanifiestan palabras del español antiguo, el español del Siglo deOro que se mestizó con palabras provenientes de los idiomasautóctonos (en aquella época el setenta por ciento de lapoblación del país era indígena, con alrededor de doscientosidiomas vernáculos). Es de esta manera que en los versos delcorrido encontramos palabras tales como tiatro,deputado, anque, siñor,huarachi, tlacuachi, ciudá,naguas, juma, etc.
En el corpus del corrido también existen expresioneslingüísticas populares que siguen vigentes hasta nuestros días,así como anacronismos a los que ahora observamos como a losdinosaurios en los museos. ¿Alguien utiliza o sabe qué significala palabra alquería?
Además de consignar el Corrido al Constituyente, deMarcelino Dávalos, Trueba Urbina señala como otro testigo deaquel momento histórico al corresponsal del diario ElDemócrata y cronista parlamentario de ElUniversal.
“Éste y otros corridos se siguen cantando por el pueblodespués de 36 años. Hubo otro testigo [del Congreso Constituyente1916-1917], aparte del Teatro, un testigo de calidad, uninolvidable cronista parlamentario que se llamaba Carlos Quiroz.Hacía muy buenas crónicas, defendía a quien quería y atacaba alque le caía mal, como los cronistas de todos los tiempos…”