El cronista de San Juan del Río, Neftalí Sáenz, ofreció la conferencia denominada “Fotografías de difuntos. Una costumbre funesta”, en el Museo Panteón de la Santa Vera Cruz, donde presentó los detalles de la fotografía post mortem.
“Inicio en Europa, y llegó después a América. Tiene su origen a partir de que la fotografía surgió en 1839 en París, Francia, y a partir de ahí se empieza a experimentar con ella. Aunque ya se plasmaban pinturas de difuntos al óleo, sobre todo de personajes de la alta sociedad. En América se conoce desde el siglo XVI”.
Su fin era guardar la última imagen justo después de muerto y se convirtió también en moda a mediados del siglo XIX. Se asistía a fotografiar a los difuntos en su casa o en el velorio, y buscaban que los rodeara los objetos más importantes que tenían.
“Había diversas técnicas, una de ellas era hacer parecer a los difuntos como si estuvieran vivos, o simular que estuvieran dormidos. La fotografía se ajustaba a las decisiones de la familia, y podrían aparecer sentados o parados”.
Entre los datos que proporcionó el cronista, es que a los niños se les ponía el ropón de bautizo o le mandaban a hacer trajes especiales, y algunos usaban ojos de vidrio, que en ocasiones, eran préstamos de las estatuas de la Virgen o de los santos de la iglesia.
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Como complemento a esta conferencia, existe actualmente una exposición en la Galería del museo, denominada "Angelitos. La muerte niña", con fotografías post mortem, que marcaron la práctica de fotografiar a los difuntos antes de ser sepultados.