“Nunca creí que iba a llegar a tanto”, dice aún sorprendida Giselle Barrera, una joven de 17 años originaria del municipio de Tolimán, quien se ha vuelto famosa en su comunidad, México y todo el mundo por ser una de las protagonistas de Noche de fuego.
A lado de Ana Cristina Ordoñez (Amealco), Camila Gaal (Querétaro) y Alejandra Camacho (Pinal de Amoles), Giselle es una de las queretanas que participan en este largometraje dirigido por Tatiana Huezo, en el que tres niñas son entrenadas por sus madres para huir, esconderse y sobrevivir de la violencia del narcotráfico.
“No asimilo que nuestras caras las estén viendo en festivales importante de todo el mundo (…) No me entra en la cabeza que aparezcamos en Netflix”, dice entre risas.
En entrevista recuerda que tenía apenas 14 años cuando el equipo de Pimienta Films – la productora detrás de este proyecto– llegó a su telesecundaria para invitar a las y los estudiantes a participar en los castings para la película. Tras varias pruebas en la capital del estado y semanas de espera, por fin un día sonó el teléfono en su casa. Era Tatiana Huezo y tenía buenas noticias: “Ya habían pasado varios meses y no nos habían mandado mensaje ni un `hola, gracias por participar´, todo fue súper misterioso. Ya hasta había perdido la ilusión de quedar en la película. Después de casi un mes me marcó Tatiana Huezo y me dijo que había sido seleccionada. Me sentí emocionada porque no pensé que fuera a quedar… pero en esa misma llamada me dijo que tenía que cortarme el cabello, y fue como caer de una montaña rusa de emociones”.
Tras aceptar, la actriz no solo tuvo que cortarse el cabello, sino también que mudarse a la comunidad de Neblinas, en el municipio de Landa de Matamoros donde fueron filmadas las escenas principales de la cinta.
Tres años después de esta experiencia, Giselle regresó a la comunidad cafetalera para formar parte de la proyección que la directora prometió a los habitantes de dicho lugar, quienes asimismo participaron en las grabaciones como extras o prestando sus casas, corrales y calles como locación.
“Se sintió como si regresara a casa después de mucho tiempo”, aseveró con una sonrisa la artista sobre esta visita.
Más allá de la película
La primera vez que vio la película, Giselle asegura que más que las escenas, la conmovió recordar lo que sucedió detrás de esa sucesión de imágenes, así como la hermandad que se forjó entre las actrices y todo el staff.
En particular rememora una escena, donde aparece junto con las otras protagonistas jugando dentro de un río: “Ese día cumplí 15 años y estábamos ahí… haciéndonos cosquillas y con la directora atrás diciéndonos: `háganlo otra vez y otra vez´…fue un cumpleaños inolvidable”.
Además de su experiencia como actriz, asegura que la temática del filme le permitió entender de otra manera la violencia que viven las mujeres.
“Entendí que yo puedo ser María, mi hermana puede ser María, mi prima puede ser María, mi mamá puede ser María… todas podemos ser María”, dice refiriéndose a su personaje dentro de la historia.
Pese a su participación en Noche de Fuego, Giselle comparte que su camino profesional no será la actuación, aunque no la descarta como una labor eventual.
“Si me ofrecieran estar en otros proyectos sí, pero yo no pienso dedicarme de lleno a la actuación, lo que quiero es estudiar criminología; a mi me encanta ahondar en los perfiles criminales para saber por qué esta persona hizo esto o lo otro, me entra una curiosidad enorme”, asiente.
La película fue estrenada el 17 de noviembre en Netflix, donde aún permanece disponible.