La temporada turística ya empezó, pero al desembarcar en Miconos el panorama es sobrecogedor: en general repleta de extranjeros ricos, la popular isla griega se ha convertido en un territorio fantasma de callejuelas desiertas y comercios cerrados.
Desde la ventanilla del avión con hélices procedente de Atenas, unos cuantos lugareños y periodistas -los únicos autorizados a visitar la isla desde que estalló la pandemia de coronavirus- observan las casas cicládicas bañadas por el sol, con las persianas bajadas y las piscinas vacías.
A pesar de que Grecia ya esté en fase de desconfinamiento y que sus tiendas pudieran abrir desde el 11 de mayo, Miconos parece "una ciudad fantasma, no hay nadie en las calles, es horrible", declara a la AFP Lorraine McDermott, que lleva 26 años viviendo en la isla del mar Egeo.
"Normalmente, hay gente, ruido y música por todas partes, una circulación enorme", recuerda la irlandesa, casada con un griego, que alquila cuatro habitaciones en el laberinto de callejones del viejo Miconos.
En 65 años de actividad, "nunca había visto un desierto así", comenta Nikos Degaitis, de 86 años, sentado en un escalón junto a su tienda de recuerdos, la más antigua de Miconos.
"Tengo miedo de abrir mi tienda, de servir a los clientes, para vender un imán", lamenta el anciano. "No soporto llevar mascarilla [...] prefiero tener cerrado y dormir tranquilamente".
"Las reglas son demasiado duras, ¿cómo respetar las medidas [de distancia social] en una callecita tan estrecha?", se preguntó su nieto, George Dasouras, que trabaja en la empresa familiar.
"Todo dependerá del número de clientes", subraya Vassilis Theodoropoulos, quien tampoco se plantea reabrir su hotel a finales de junio, cuando será autorizado a hacerlo. "¿Y si hay un caso de Covid en el hotel y tengo que cerrar y eso pasa todo el tiempo, durante toda la temporada?", dice, preocupado.
El coronavirus ha causado 152 muertos en el país. Sólo se han registrado dos casos de contagio en la isla.
- La "sonrisa del mar" -
En la famosa playa "Paradise", territorio privilegiado de la 'jet set' cada año, se oye el canto de las tórtolas, allí donde en general resuenan los altavoces del club de playa Tropicana.
"Está completamente vacío", suspira entristecido Damianos Daklidis (24 años), propietario del club y del lujoso hotel aledaño que acaba de ser "completamente renovado".
El joven gerente tiene miedo de no "recuperar la rentabilidad" antes de que termine la temporada turística o "quizá, el año que viene o quizá al siguiente".
Con los pies en la arena, Daklikis "espera el regreso de los vuelos" internacionales, con suerte, en julio.
Cumplirá con todas las normas que imponga el gobierno, aunque "haya que poner plexiglás" para proteger a los turistas del virus.
Este viernes, Atenas debía anunciar una serie de medidas para tranquilizar a los turistas y hacer que vuelvan cuanto antes, por aire o por mar.
"Tendremos turistas, solo que no sabemos cuántos", consideró el portavoz del gobierno, Stelios Petsas.
El turismo representa el 12% del PIB de Grecia y el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, prometió el jueves "encontrar el modo de hacer que la gente vuelva en total seguridad", y apuntó que los turistas podrían empezar a llegar al país "desde finales de julio".
"Los cruceros no vendrán, son el blanco favorito del virus", señala Ariadne Voulgari, guía turística, vaticinando un año "perdido". "Si Miconos no trabaja, toda Grecia se verá afectada", sostiene.
Los ingresos del turismo en el país caerán de 18.000 a 8.000 millones de euros, según el ministro de Turismo.
Miconos "es la sonrisa del mar", apunta Dimitirs Samaras, dueño de una joyería de Little Futuro, recalcando que la isla "tiene futuro". "Si los turistas no vuelven este año, quedan los clientes de los yates".