La historia de la majestuosa Hacienda Galindo tiene su origen en 1582, año en el que Don Pedro de Quezada, nieto de Doña Marina, conocida –aunque, erróneamente- como “La Malinche” recibe la propiedad en herencia, quien al tomar a su cargo estas tierras, es considerado como primer tenedor; dos años después aparece registrado como propietario el Sr. Don Alfonso Pérez de Bocanegra a quien se le concedió el aprovechamiento del agua del río Galindo como energía para el funcionamiento de un molino.
Así lo escribe el cronista de San Juan, Neftalí Sáenz Bárcenas como resultado de las investigaciones que sobre el tema ha realizado, logrando basta información en la que hace referencia desde sus inicios, leyenda, a los cerca de 25 dueños, a las adecuaciones en los siglos XVIII al XX, hasta su ocupación actual, sobre la que aquí se resume.
Esas esplendorosas instalaciones cuentan con una hermosa capilla, siendo ésta el único testimonio arquitectónico conservado en su forma original, construida en 1645 cuando era propiedad del capitán Juan Frías Valenzuela, y la hacienda, considerada como tierra de labor y de ganado mayor.
“Según nos relata el actual cronista y distinguido historiador Don José Guadalupe Velázquez Quintanar, hacia fines del siglo XIX la Hacienda de Galindo pasa a ser propiedad de Don Ramón Ibarrola y Berruecos, elegante caballero perteneciente a una importante familia que administraba la hacienda desde sus oficinas ubicadas en San Juan del Río. Para entonces -era costumbre- las tierras se rentaban a los campesinos, o bien, se las entregaban para producción a medias; asimismo se sabe que, en esa época, Galindo ya era importante en la crianza de ganado mayor y menor”
Entre otros de los propietarios a quienes refiere el cronista, cita a Don Francisco Rincón Gallardo, “caballero respetadísimo, miembro de una de las familias hacendadas más importantes de la historia de nuestro país”, para ese entonces, menciona, que entre las 15 haciendas y 41 ranchos de gran productividad que conformaban la municipalidad de San Juan del Río, destacaba la Hacienda Galindo con 36,107 hectáreas en las que se incluían La Lira y El Sauz.
Durante el tiempo en que los hijos de Don Francisco –Carlos y José Rincón Gallardo se hicieron cargo de la hacienda, importaron sementales para la producción de toros de lidia, “trajeron hermosos ejemplares de las afamadas ganaderías españolas: Márquez de Saltillo, Palardé, Pérez, Tabernero y Miuras. De esta forma la Hacienda de Galindo se convirtió en uno de los principales proveedores de toros de lidia para las más importantes plazas del país”.
Por consecuencia del reparto agrario, en 1923, los hermanos Rincón Gallardo se vieron obligados a ceder vastas extensiones, viendo mermada la propiedad es vendida al Lic. Daniel Quiroz, quien a su vez la vende al Ing. Carlos Arellano Valle.
Para 1939, los hermanos Rule Cárdenas son los propietarios del casco de la hacienda y de lo poco que quedó de la inmensa propiedad, quienes hacen uso de las instalaciones con un espíritu diferente al acostumbrado en la historia al convertirlo en un museo particular dotándola de hermosas obras de arte, entre las que se encontraban pinturas, esculturas, gobelinos y finos muebles que decoraban pasillos y patios. Fueron ellos quienes dieron albergue a un grupo de religiosos.
Después de pasar a otros propietarios, en 1967 y aún en época de litigios y sucesiones colecticas, Galindo vive el ocaso de su historia como hacienda, con notable abandono y su franca decadencia, en 1970 se realiza el traslado de dominio a manos del Banco Industrial del Estado de México, S. A.
Para 1971 Hoteles La Mansión realiza trámites para la compra del bien rústico, pero es hasta diciembre de 1975 que el casco de la ex Hacienda de Galindo –ahora con 17 hectáreas- se escritura a favor de la empresa hotelera teniendo como representante al Sr. Pedro Ricci Palomar, un notable empresario de origen italiano quien recupera los escombros del viejo casco y emprende la difícil tarea de reconstruirlo y ampliarlo hasta convertirlo en un lujoso hotel que se estrena en septiembre de 1977, inaugurado por el entonces presidente de la república Lic. José López Portillo. Se contó con la participación del gran pintor John Beadle en la decoración artística; además del notable trabajo de artesanos canteros que labraron mágicamente diversos rincones del hotel.
“Desde entonces, Galindo es un precioso hotel de suntuosidad histórica, sus espacios son únicos en el mundo. Además de sus patios destacan también sus jardines y el hermoso decorado del salón Gobernadores realizado por Merle Wachter en 1992. Así, con más de veinte años como centro turístico la ex Hacienda de Galindo ha pertenecido a distintas empresas hoteleras”. En 1997 el Grupo Posadas con su Hotel Fiesta Americana, toma el manejo realizando cuidadoso reacondicionamiento de sus instalaciones “y en reconocimiento a la belleza arquitectónica e histórica del lugar, la convierte en primorosa joya de colección dentro de su cadena hotelera que destaca por su gran prestigio”.