Amealco de Bonfil se ha convertido en un atractivo turístico en el que convergen tradición, cultura y gastronomía.
Centro de un particular arte culinario que incluye la tradición del mole de guajolote, platillo que destaca por su ancestral receta y por ser protagonista de una celebración que ha prevalecido por generaciones entre los habitantes y que es acompañado por una jarra de pulque.
Se trata del “martes de mole”, costumbre que comenzó cuando los comerciantes del lugar, que habitualmente descansaban en martes, cerraban sus establecimientos y empleaban su tiempo para convivir con sus familias en el Cerro de los Gallos y comer este alimento típico mexicano.
También destaca por su sabrosa barbacoa de carnero recién salida del horno, acompañada con un delicioso café de olla que venden en el mercado y en algunas casas particulares de la misma población, así como consomé de borrego y menudo que podrás saborear los días domingo a partir de las siete de la mañana.
Al igual que la barbacoa, venden ricas carnitas de cerdo, chicharrones de res, nopalitos con carne de puerco y los quelites; todo ello, acompañado por pulque y atole de agua miel de maguey, bebidas tradicionales en el municipio.
Si de dulces se trata podrás encontrar de leche, de calabaza, de camote, de chilacayote, higos en azúcar y cocadas.
En cuanto a las bebidas, en Santiago Mexquititlán preparan una bebida llamada “Sendicho” que se elabora con maíz, chile cascabelillo y alcohol; la cual se deja fermentar por tres o cuatro días, y después ello se embotella.
Y por si fuera poco Amealco es la cuna de la muñeca otomí tradicional o "Ñhañhu", que ha cobrado gran relevancia como símbolo representativo de la tradición mexicana.
San Ildefonso Tultepec y Santiago Mexquititlán, poblaciones que se caracterizan por sus actividades en el ramo textil y la alfarería, concentra el mayor número de población Otomí de la entidad: de 25 a 30 mil indígenas se distribuyen principalmente en estas dos comunidades.
El juguete artesanal que nació alrededor de la década de los 50 del siglo pasado ha tomado tal fuerza que actualmente se producen en este lugar más de 250 mil muñecas por mes y casi dos millones anualmente, las cuales se distribuyen en todo el país y Estados Unidos, principalmente.
Además podrás maravillarte con el primer Museo de Muñecas Artesanales en el país, que exhibe más de 200 variantes del producto y es sede del Festival Nacional de Muñecas Artesanales.
Además de admirar este particular juguete otomí, diseñado con coloridos vestuarios y listones, así como trajes típicos de la comunidad indígena, puedes visitar la Casa de Artesanías Doni, que incluye el mercado Artesanal Indígena el cual se caracteriza por ser un espacio donde 10 grupos de artesanos exhiben y comercializan sus productos.
Frente a los dos centros artesanales, podrás admirar y pasear por la plaza del Pueblo, la más grande de todo el estado de Querétaro, donde además de admirar la Parroquia de Santa María Amealco, tendrás la oportunidad de tomarte una foto con las esculturas dedicadas a la muñeca otomí o simplemente degustar alguna botana.
Sus paisajes naturales permiten ofrecer a los visitantes alojamientos en cabañas de madera con vistas únicas de sus bosques, conocer su cultura, raíces, lengua y tradiciones, elementos indispensables que lo hacen un Pueblo Mágico.