Gabriel Gudiño Hinojosa nació el 1 de abril de 1926 en Tuxpan, Michoacán. Desde muy chiquito se fue a vivir a la Ciudad de México, en donde comenzó a trabajar desde los 9 años para darle el gasto a su mamá. Fue ahí donde conoció a su esposa María del Carmen Escamilla con la que tuvo 11 hijos.
Uno de sus clientes, lo invitó a trabajar a San Juan del Río, en la empresa de Plásticos Técnicos Mexicanos “empezamos con 25 personas y ahora tiene dos mil empleados. Llegue a San Juan del Río ganando 1000 pesos. Me fui a vivir a Río Conca en San Cayetano, cuando de la vía del tren para acá era monte. Me movía en bicicleta, la gente era muy amable y muy buena”.
Don Gaby, como todos lo conocen, cumplirá 98 años el próximo 1° de abril. Diariamente se despierta a las 5 de la mañana, reza el rosario después del almuerzo pues “hay que rezar por los que no están” comenta, y se duerme a las 8 de la noche. Es una persona alegre y se encuentra en perfectas condiciones de salud.
“Me siento muy bien. Depende de la vida que lleva uno de joven, yo les recomiendo que coman y duerman a sus horas, hay que tener sus tiempos y primero está el trabajo”.
Quedó viudo hace 23 años, cuando su esposa murió de mal de parkinson y nunca se volvió a casar. Tiene 11 hijos, 30 nietos y 38 bisnietos. Sus hijas Guadalupe y Susana son las encargadas de cuidarlo.
“Tengo recuerdos muy grandes porque siempre ha sido un padre muy amoroso, siempre vio por nosotros. Tengo recuerdos desde chiquita donde siempre fue bien cariñoso, con los 11 hijos que fuimos” afirma Susana.
Don Gaby trabajó durante 10 años en la construcción de la capilla de San Juan Bosco, y recuerda que la gente iba y se asomaba a ver si andaba trabajando. También recolectaba el diezmo de la iglesia y recorría todo lo que ahora se conoce como Río Moctezuma, por eso es que tanta gente lo reconoce.
“En San Juan todo mundo lo conoce y lo quieren mucho. A todos los chicos les daba una nalgada con el sombrero y les daba su domingo, y cuando lo ven se paran a saludarlo y le dan abrazos, a mí me dicen -don Gaby me daba mi domingo- muchos jóvenes los recuerdan, toda la colonia de San Cayetano lo recuerda también” confirma Lupita.
Su vecina y amiga Patricia Rosillo, lo considera una persona especial en su vida y siempre que puede lo lleva a pasear “para mí ha sido siempre una persona bien cariñosa, siempre me ha querido mucho. Ahora es mi abuelito y tengo una hija que lo ve como su abuelito”.
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“Lo que más me gusta en san juan es su gente, porque son muy cariñosos, me saludan y me dicen adiós Don Gaby. Quiero a todo mi San Juan, porque yo soy de aquí”.