Liliana Castillo Vizcaíno tiene 43 años, es abogada litigante y maneja un negocio de cosméticos. En el 2014, Liliana tenía una vida cotidiana y estaba casada con Iván Podolski.
"Un diagnóstico nos cambió la vida. Me detectaron un tumor en el útero. Llevábamos 8 años de casados y no teníamos hijos. Nos divorciamos en el 2016 pues yo quise que él pudiera ser padre, ya que yo no podía cumplirle ese deseo".
Esa fue la primera pérdida que experimentó con su enfermedad "me impactó el no poder ser madre, pero trate de buscar un equilibrio emocional. Me dediqué a cuidarme, a hacer ejercicio y a encontrarme".
La persona que le dio su diagnóstico fue el ginecólogo Luis Manuel Noriega Tinajero "yo deje de escucharlo, fue muy impactante, solo quería salir de ahí, llegué a mi casa, y mi esposo y yo no nos dijimos nada. Al día siguiente yo regresé y le dije, hoy arranca mi lucha".
Liliana decidió agarrar la enfermedad de la forma más rápida, y para ello tuvo que hacerse una histerectomía "Me quité el útero a los 32 años y procuraba no llorar, porque el cáncer se alimenta de tristeza y de miedos".
La primera vez que llegó al centro oncológico de Querétaro, fue atendida por el doctor Sergio Rocha Zermeño, quien es su oncólogo desde hace 10 años. Liliana experimentó 36 radioterapias, una cirugía y una braquiterapia. Algo que tuvo a su favor, fue la detección temprana, gracias a los estudios que se realiza cada seis meses. Para ella, es importante conocer tu árbol genealógico y las enfermedades que hay en tu familia.
"Porque traigo el cáncer de forma genética, viene por la parte materna. He perdido a muchas mujeres importantes en mi vida, pues mis tías y mi abuela murieron de cáncer. Las primogénitas de parte de mi mamá hemos padecido cáncer también".
La detección temprana es la clave, afirma Liliana. Para ella, hoy por hoy no existe dinero suficiente para tratar una enfermedad del cáncer. El sector público no da abasto al crecimiento exponencial del cáncer y hay mucho abuso.
"La gente se vuelve muy vulnerable con remedios y soluciones mágicas, pero debes encontrar tu temple, acércate a lo que creas como divinidad y sana tu cuerpo. Hay días difíciles, pero uno mismo debe darse una dosis de un día a la vez, es hoy, no pensar a futuro".
Para Liliana es importante tejer una red de apoyo "no puedes enfrentar el cáncer sola, tienes que sujetarte de una fe, y no te victimices, el cáncer es más común de lo que podemos imaginar, pensar en el hoy y hacer un momento a la vez es lo más importante".
El trabajo con niños y mujeres fue su sanación
Liliana comenzó a trabajar en la Procuraduría de Protección a niños, niñas y adolescentes de Tequisquiapan. Ahí creó varios proyectos y estableció redes con el DIF municipal, para dar pláticas de prevención para el cáncer, en comunidades como La Trinidad, San Nicolás, Bordo Blanco, El Sauz, Hacienda Grande, entre otras.
"Tienes que entender el porqué yo y para qué. Preguntarte ¿qué me quiere decir la vida? A mí el cáncer me hizo conocer mi fortaleza como Liliana, ser un estandarte para las mujeres y subirme a escenarios para sensibilizar, ya que el cáncer se ha vuelto más cotidiano".
En el 2016 salió por completo de la enfermedad y tuvo un control hasta el 2020, cuando tuvo su remisión. Liliana considera que tienes que encontrar el modo de mantener una estabilidad emocional, encontrar el positivismo en tu día a día y ver el lado bueno de la vida.
"El cáncer, como enfermedad, la tienes que tomar con fortaleza, es una enfermedad con la que debes de tener treguas, y aprendes mucho. El cáncer te dice, con quien sí, con quien no, y con quien nunca vas a contar".
Una desagradable sorpresa
El pasado mes de julio, decidió hacer un viaje para celebrar su cumpleaños y el hecho de estar libre del cáncer cervicouterino que le diagnosticaron en 2014. Sin embargo, al regresar de su viaje, su cuerpo le daría las señales de que algo no andaba bien.
"Sentí unos malestares alarmantes y fui con mi gastroenteróloga y comenzó con estudios. El resultado de la biopsia del colón dio como resultado cáncer de colón. Fueron nuevamente momentos de incertidumbre, y vuelven muchas emociones. Trate de tener fortaleza, de ser muy positiva, pero había noches que lloraba porque sabía lo que se venía, un proceso de mucho dolor".
Pero Liliana, en el fondo, sentía que no era cáncer, por lo que acudió nuevamente al patólogo. Fue en ese momento que su pareja Alejandro Mendoza, quien era su respaldo total, la incitó a hacerse un estudio de tecnología nuclear, una patología y varios estudios extras.
"El oncólogo vio los resultados y me dijo -Liliana, no hay cáncer de colón, no sé qué sucedió dos meses antes-, y pues yo sospecho que hubo un error de patología, porque pase de un diagnóstico de cáncer de colón y a 60 días, ya no tener nada. En 60 días piensas en la muerte y en cómo voy a sobrellevar la enfermedad. Vi el cielo y el infierno".
En esos 60 días, Liliana documentó su proceso a través de las redes sociales, con la intención de hacer pública su historia, loo que provocó que las personas se preguntarán porqué compartirlo.
"Yo estaba buscando la oración de todos y que las personas que lo están padeciendo me vieran a mí, porque la gente cree que nunca tuve cáncer, porque siempre estoy alegre, pero cada uno de nosotros tenemos una manera de afrontar la realidad".
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Asociación "Un día a la vez" en San Juan del Río
Las situaciones que vivió con esta enfermedad, han impulsado su deseo de hacer algo más grande e impactante, por lo que en 2025, abrirá una fundación junto a su novio Alejandro Mendoza, que llevará por nombre "Un día a la vez", que ya cuenta con muchas personas que se unirán al voluntariado.
"Mi misión es que no tuve hijos, pero puedo acoger a niños y adolescentes que tienen cáncer, por lo que crearemos una fundación que apoye a los enfermos y a la familia. Cuando tienes un familiar con cáncer, todos tienen cáncer".
La fundación generará un acompañamiento, instalaciones propicias para que las familias de los pacientes de cáncer, se puedan hospedar, un cuerpo de tanatólogos y psicólogos, y buscará tejer una red para generar un apoyo para la familia y que se sientan escuchados.
"Me siento feliz de estar libre de cáncer, me siento ansiosa por hacer muchas cosas con la fundación, y me siento bendecida y querida".