Hilda Basurto Pacheco y Gabriel Valenzuela Haro se conocieron cuando ambos tenían 20 años. Gabriel le había pedido a Norma Basurto, actual diseñadora de trajes charros, quien salía con su hermano José Juan Valenzuela, que le presentará a su hermana.
"Yo la veía en las charreadas. La primera vez que pase por ella, se subió al carro y me ofreció un dulce, y yo le dije -No, porque me embrujas- a lo que ella respondió -yo no necesito embrujarte con nada- eso jamás se me va a olvidar", recuerda Gabriel.
El pasado 6 de enero cumplieron 44 años de matrimonio. En su relación había mucho romanticismo, de acuerdo a lo que rememora Hilda. Nunca fueron de antro y siempre salían a ver los temas de los caballos de Gabriel y su pastura.
"La verdad ni me gustaba, se sentía mucho y se me hacía bien creído, pero como que el destino te pone a la gente en tu camino. Me gustaron sus valores y su educación, y que no tenía vicios ni era amiguero, eso lo vi en él. Mi papá no me dejaba salir, y por eso nos veíamos a escondidas y nos cuidábamos mucho. Era un noviazgo de cartitas, pues no había celulares, él me mandaba muchas cartas y me decía -vas a ser mi esposa-".
Los padres de ambos eran apasionados de la charrería y siempre les dejaron como enseñanza a sus hijos, que el matrimonio era sagrado. Hilda siempre trata de honrar la memoria de sus padres Leonor Pacheco Piña y Juan Basurto Rojo, en torno al hogar.
"Desde soltera decía, el día que yo me case va a ser para toda la vida. En la vida de pareja vamos solucionando las cosas y echándole ganas. Mis hijos no me pidieron nacer, y ellos no tienen la culpa de nuestros problemas. El día que te cases debes de estar convencido de lo que haces".
Por su parte, Gabriel siempre trae a colación las enseñanzas que su papá Gabriel Valenzuela Gómez, quien fue presidente de la Asociación de Charros Regionales en San Juan del Río, y su mamá Graciela Haro Solís, le dijeron durante toda su vida.
"En esta familia la palabra divorcio no existe, siempre me lo dijeron. Mis papás y mis tíos y sus esposas, siempre fueron un ejemplo bien grande con sus matrimonios, y nosotros tratamos como muchos matrimonios de llevar nuestra familia lo mejor que podemos. No somos un ejemplo de matrimonio ni de familia para nadie, únicamente nos apoyamos".
LA BASE DEL MATRIMONIO ES EL AMOR A LOS HIJOS
Se casaron en la Parroquia Santa María de la Asunción, en el centro de Tequisquiapan, porque les gustaba mucho. Él fue vestido de charro como dicta la tradición y ella de vestido blanco tradicional. Fue una boda pequeña, únicamente con 200 invitados que asistieron a la fiesta en un salón ubicado en Valle de Oro.
"Duramos como un año de novios, antes éramos más aventados, no teníamos miedo. Tuvimos una boda charra en Tequis, y después vino la fiesta que fue sin tantos lujos, pero bonita. Nos fuimos de paseo a Guanajuato", recuerda Hilda.
Ahora tienen 3 hijos, Gabriel, Sergio y María Fernanda, y tres nietos, Luis Enrique, Gabriel y José Miguel. Todos han heredado el amor a la charrería, y continúan con la tradición de sus abuelos, lo que los ha unido como familia.
"El deporte nos une como familia porque vamos a todos lados juntos. El amor tan grande que le tenemos a nuestros hijos es lo que nos ha ayudado a estar bien. Ahora me da tristeza escuchar a las personas decir que es pesadísimo tener hijos, y a mí es lo mejor que me ha pasado. El matrimonio se va sorteando y acomodando, y si cuando te casas, adquieres ese compromiso de hacer las cosas bien hasta que la muerte los separe, creo que habría más matrimonios bonitos".
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Para Gabriel, el respeto es la base de un matrimonio, se debe festejar a diario y tener una buena salud mental. Ver bien a sus hijos es lo que más les ha ayudado en el matrimonio, quererlos, protegerlos y hacer que crezcan en un ambiente sano y feliz.
"Queriendo esta fácil. Es importante que desde el noviazgo observen cómo son sus parejas, que haya respeto, que sepan escoger bien. También tiene que haber alguna fe como Dios, para seguir con valores. El mundo sí lo podemos cambiar empezando por nuestra casa, y los hijos son primero. Hay que vivir el día como si fuera el único, y que el Día del amor y la amistad no sea el único día para celebrarlo en pareja".