La artista Cire Orozco, es ahora la cuarta generación de su familia, que continúa con la tradición que estableció su bisabuelo Celso Martínez, de prestar su casa, ubicada en la Avenida Juárez, en el centro de San Juan del Río, para hospedar a los peregrinos y a las peregrinas que participan en su recorrido hacia la Basílica de Guadalupe.
“Mi bisabuelo, Celso Martínez, brindaba hospedaje y alimento a los peregrinos que pasaban hacia la basílica. Luego, mi abuelita materna, Margarita Martínez, continuó la tradición por 50 años. Ahora son mi mamá Antonio y su hermano Ramón Orozco quienes reciben a los peregrinos, y los ayudamos mi hermano Edgar y yo. Mucha gente en San Juan del Río, guarda un bello recuerdo de mi bisabuelo”.
Días previos a la llegada de los peregrinos, la familia se organiza para comprar la comida, de tres tiempos. Los alimentos se cocinan el mismo día, para tenerla lo más fresca posible. Este año darán mole verde, arroz, frijoles, y por la noche, café y pan. En esta casa han llegado a hospedar hasta un máximo de 260 personas. Este año esperan la llegada de 160 peregrinos, entre hombres y mujeres.
“Les damos permiso de que se bañen y que se queden a dormir. Mi abuelita siempre decía: de la puerta al rincón todo es colchón. Ellos traen sus cobijas y colchonetas, y se quedan en cualquier espacio de la casa. Es una oportunidad que tenemos para compartir un poco de lo que tenemos, el gusto de dar alojamiento, comida, es un privilegio y nosotros lo disfrutamos mucho. Ver las caras de agradecimiento y gusto, después de que caminaron tanto tiempo, vienen cansados y asoleados, llegan a un lugar donde pueden descansar. Es algo que no nos cuesta mucho y es un gusto poder compartir esto”.
Previo a su llegada, los peregrinos llaman por teléfono a la familia Orozco, para apartar sus espacios. Hay peregrinos que viajan desde la sierra y otros que vienen de Querétaro capital. Entre los que se hospedan, existen familias ya conocidas, que han llegado a hospedarse por generaciones, desde el bisabuelo, el abuelo, el hijo y el nieto, y que siguen la tradición.
“Ellos llegan están muy agradecidos, siempre nos preguntan cuánto nos deben y les decimos que nos deben una oración cuando estén allá, en la Basílica de Guadalupe, una oración por la familia, por toda la humanidad, por los gobiernos y en general por toda la gente, que eso que podemos dar, se regrese con esa energía de las buenas oraciones a favor de todos”.
Uno de los lugares que los devotos ocupan, es en la Galería Orozco, un espacio artístico que la familia tiene dentro de su casa, y donde los feligreses pueden admirar las obras que se han producido, y que muestran bellas imágenes de la peregrinación.
“Tenemos unos cuadros que mi tío, Ramón Orozco, quiso regalarle a mi abuelita Margarita. Es un homenaje a la labor que ella hizo tantos años, que nos ha enseñado a compartir con los demás y que apreciamos mucho. Estas obras están caracterizadas por escenas de peregrinas y peregrinos, y en ellos se plasman las distintas generaciones que participan en la romería”.
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La tradición de esta familia, continuará a futuro, tanto con Cire como con su hermano Edgar, y después esperan que, con sus hijos, pues para ellos es importante crear sensibilidad en ellos, “y que aprendan que dar, lejos de hacerles un bien a los demás, nos hace un bien a nosotros mismos”.
Y ante la oposición de algunas personas, y los comentarios negativos sobre la peregrinación, Cire invita al respeto y a la tolerancia.
“Yo creo que ante cualquier tradición debemos de ser tolerantes. Es importante el respeto, porque todos tenemos nuestras verdades, pero si logramos ese equilibrio, vamos a tener una mejor convivencia. De nada sirve ponernos estresados y enojados, son dos días en los que toda una tradición está moviendo energías, que tiene un propósito y que es importante respetar”.