La princesa Ana, la discreta hija de la reina Isabel II, cumple este sábado 70 años sin visos de retirarse de sus funciones benéficas, en favor del acceso a la educación y el servicio de cuidados a las personas dependientes, ni de abandonar su gran pasión: la equitación.
Según la prensa local, la princesa se encuentra en Escocia, junto a la monarca y el príncipe Felipe, quienes cada año pasan la época estival en el castillo de Balmoral, y debido a la pandemia, no se han organizado actos oficiales para festejar su aniversario.
Descrita por su círculo más cercano como una mujer tenaz, trabajadora y sin grandes pretensiones, la segunda hija de Isabel II y el duque de Edimburgo ha dedicado su vida a reforzar el papel de la monarquía, a través de las numerosas causas sociales que abandera, y ha vivido desde la participación en los Juegos Olímpicos hasta un intento de secuestro.
La hermana del príncipe Carlos, que nació el 15 de agosto de 1950 en la residencia londinense de Clarence House y fue bautizada como Ana Elisabeth Alicia Luisa, ocupa el lugar decimocuarto en la línea de sucesión al trono, por detrás de sus hermanos pequeños Andrés y Eduardo.
Su pasión por la equitación la llevó a competir en los Juegos Olímpicos de 1976 en Montreal como parte del equipo británico y a formar parte del Comité Olímpico Internacional en la mayor cita deportiva que se celebró en Londres en 2012.
En 1973, se casó con su primer marido, el capitán Mark Phillips, con el que tuvo a sus dos hijos, Peter (1977) y Zara (1981), a los que decidió no conceder ningún título real.
Un año después del enlace, la pareja sufrió un intento de secuestro en 1974, cuando regresaba en limusina de un acto benéfico en dirección al palacio de Buckingham.
El secuestrador, identificado como Ian Ball, detuvo el vehículo y tras disparar a varios guardaespaldas y al conductor, le pidió a la princesa que le acompañase y le diese dos millones de libras.
"Ni de coña", fue la respuesta de Ana, que se conoció años después tras desclasificarse los archivos del caso, que terminó con el secuestrador en una prisión para enfermos mentales.
Tras diecinueve años con Phillips, se divorció y en 1992 contrajo de nuevo matrimonio con su actual esposo, el vicealmirante Tim Laurence.
La princesa Ana suele encabeza la clasificación como la miembro de la realeza británica que más compromisos desempeña, una labor que en 1990 le llevó a ser nominada al Premio Nobel de la Paz por el presidente de Zambia, Kenneth Kaunda, en reconocimiento a su trabajo como presidenta de la ONG Save The Children.
Con motivo de este aniversario, el palacio de Buckingham ha publicado tres fotografías de la princesa, que se realizaron en febrero, en las que aparece sonriendo y posando en su casa de Gatcombe Park, en el condado inglés de Gloucestershire.
En una de las instantáneas, realizadas por el conocido fotógrafo John Swannell, la única hija de Isabel II aparece sentada y con una amplia sonrisa. Luce un vestido blanco de noche de la firma Maureen Baker y una chaqueta de Sue Palmer del mismo color.
En otra imagen, mira directamente a la cámara y en su vestido verde esmeralda, también de la marca Sue Palmer, aparece un broche de oro con 12 diamantes engastados.
La tercera fotografía muestra a una Ana más informal, que viste un pantalón caqui y una camisa de cuadros en tonos verdes y rojos, mientras posa debajo de un árbol centenario con la mirada hacia el horizonte.
También con motivo de su cumpleaños, y como es común dentro de la Casa Real, se le ha concedido un ascenso militar, por el que pasa a ser general del Ejército Británico y mariscal jefe del aire en la Royal Air Force.
A la espera de mayores celebraciones, los 70 veranos de la princesa se han conmemorado con un documental de la cadena ITV, que se ha grabado durante más de un año para reflejar su día a día.
En la producción, ella misma habla de cómo las redes sociales incrementan la presión que enfrentan los miembros más jóvenes de la familia real, como el duque y la duquesa de Cambridge, Guillermo y Catalina, y los duques de Sussex, Enrique y Meghan, que en marzo dejaron de representar oficialmente a la corona.
"La presión que sienten los miembros más jóvenes de la familia es siempre peor, porque es lo que les interesa a los medios de comunicación y eso, ya sabes, a veces es difícil de manejar", dijo la princesa.