La familia real británica ha asistido este miércoles, como es su costumbre, a un servicio religioso navideño en la iglesia de St Mary Magdalene cercana a su finca de Sandringham (este inglés), en un año que la reina Isabel II ha calificado como lleno "de baches".
El príncipe Carlos, el heredero al trono y su hermano el príncipe Andrés, que se ha visto obligado a dejar la vida pública por su relación con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, que se suicidó en agosto pasado en la celda donde esperaba a ser juzgado por abuso sexual y tráfico de menores, llegaron los primeros a la iglesia, seguidos de la soberana, de 93 años.
Isabel II asistió sin su esposo, el príncipe Felipe, de 98 años, que salió ayer del hospital King Edward VII de Londres, donde ingresó el viernes como medida de precaución para ser atendido por una afección que padecía anteriormente y que no se ha especificado.
También asistieron al servicio religioso de Navidad los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, que por primera vez llevaron a sus hijos mayores, Jorge, de 6 años, y Carlota, de 4 -Luis, de un año, se quedó en casa-, que fueron recibidos con deleite por los ciudadanos congregados a las puertas de la iglesia.
No asistieron en esta ocasión los duques de Sussex, Enrique y Meghan, que celebran las fiestas en Canadá -donde solía residir la exactriz estadounidense- con su hijo Archie, nacido el pasado 6 de mayo.
Las dos parejas han difundido estos días fotos de sus respectivas familias para felicitar la Navidad a los británicos.
Dentro de unas horas, la emisora pública BBC retransmitirá el tradicional discurso navideño de la Reina, del cual ya se han adelantado extractos.
Isabel II recordará en su mensaje, grabado hace días en el castillo inglés de Windsor, el "camino de baches" que han afrontado el Reino Unido, en posible alusión al proceso de salida de la Unión Europea (UE), y la propia familia real, azotada por escándalos varios, y llamará a la unidad para salir adelante.