En la comunidad de La Llave se encuentra la hermosa hacienda que actualmente es ocupada por el Ejercito Mexicano, la que también, en el siglo pasado funcionó como escuela, y que terminó como tal, con el reparto agrario; fue considerada como la más grande de las haciendas en la región.
Doña Beatriz de Andrada, mujer española nacida en Burguillos en el año 1513, heredó un Mayorazgo (que incluía la hacienda de la Llave) fundado por don Francisco de Velasco. Contrajo nupcias con Juan Jaramillo, conquistador de la Nueva España, y quien fuera esposo de doña Marina –Malitzin- con quien tuvo una hija a quien llamaron María, con quien doña Beatriz, al enviudar, pelea la totalidad del mayorazgo para su propiedad; la decisión final fue que la encomienda se dividiera y es como ambas obtuvieron las tierras del mayorazgo.
En segundas nupcias doña Beatriz casó con don Francisco de Velasco, Caballero de la Orden de Santiago y medio hermano del Virrey de la Nueva España, don Luis de Velasco I, de quien también enviudó y fue como heredó una gran fortuna de ambos maridos, convirtiéndose –se decía- en la mujer más rica de México, de la Nueva España.
Heredó la gran encomienda de Jilotepec que abarcaba tierras desde Jilotepec hasta Querétaro, es cuando ella funda el Mayorazgo de La Llave en el año 1585 y que mantiene como tal hasta el año 1613. Antes de su muerte otorgó un testamento y codicilo fundando en breve clausula el Mayorazgo que denominó “De La llave” por ser la hacienda más famosa y próspera de su heredad.
Al no tener descendencia, Doña Beatriz nombró como su heredero a su sobrino Lucas de Lara y Cervantes quien aumentó el Mayorazgo. Luego pasó por herencia a toda una serie de familiares consanguíneos durante años, así, fue propiedad de Leonel de Cervantes y pasó a su hijo Juan Leonel Gómez de Cervantes quien casó con doña María Velázquez de la Cadena y tuvieron por hijos a Juan Leonel, Francisco Javier y Nicolás quienes nacieron en la hacienda de La Llave.
Se sabe que en el año 1856, don José Leonel Gómez de Cervantes y la Higuera era dueño de la hacienda, a él correspondió cumplir con la ley de desamortización de los comunales conocida como la “Ley de Tejada”.
La hacienda llegó a posesión de don José María Gómez de Cervantes y Altamirano de Velasco Padilla y Obando, Conde de Santiago de Calimaya y Marqués de Salinas, quien además fue un oficial del ejército que firmó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. Él fue quien vendió la hacienda a don Francisco de Iturbe en el año de 1858, ya desvinculada del Mayorazgo la manda destruir y construye otra a quinientos metros de distancia al norte, copia del estilo arquitectónico de Francia plasmado en el palacio de Versalles; es la construcción que se conoce hasta nuestros días.
Entre otros datos, cabe mencionar que sus instalaciones fueron ocupadas por una Escuela Indigenista, por muchos años, por un tiempo estuvo abandonada y sufriendo tal descuido que los destrozos fueron generales. En 1982 se pretendió dedicar este lugar para un centro turístico de gran atractivo, proyecto que no prosperó.
En posesión del gobierno del estado, “por Decreto Presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de agosto de 1986, se destinaron al servicio de la Secretaria de la Defensa Nacional diversas fracciones de terreno… incluyendo el casco correspondiente a la hacienda de La Llave a efecto de que se utilizaron en el desarrollo de actividades castrenses”.
Casi en ruinas debido a constantes saqueos y excavaciones en búsqueda de supuestos tesoros, es como la SEDENA recibió las instalaciones; esto implicó un amplio proyecto de remozamiento y trabajos de remodelación que se efectuaron de enero 1992 a marzo 1993, y que culminaron dándole la fisonomía actual.