Una vez que los infantes fueron preparados para cumplir con el sacramento de la comunión, a través de la doctrina cristiana, se dieron cita en el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe donde el padre Ernesto Castro ofició la ceremonia religiosa en honor a ellos para recibir por vez primera el Cuerpo y la Sangre de Cristo, por medio de la hostia y vino consagrados.
Acompañados únicamente de sus respectivos padres y de su padrino o madrina, usando cubre bocas y con distancia entre ellos, como marcan las indicaciones en este tiempo de pandemia, los nuevos comulgantes escucharon con atención la ceremonia religiosa y las palabras que durante la homilía, el padre Ernesto les dedicó, felicitándolos también por este importante acontecimiento en la vida de cada uno de ellos.
El sacerdote oficiante les recordó la importancia que en la vida cristiana tiene el cuarto de los siete sacramentos de la iglesia católica a la que pertenecen, por medio del cual recordamos el rito que Jesús hizo en la Última Cena; además de recordarles el compromiso que adquieren en su vida espiritual ante la iglesia.
Con devoción, cada uno de los niños y niñas se acercaron al altar donde recibieron la sagrada comunión para después hacer oración colectiva de acción de gracias; y una vez habiendo cumplido con los ritos del sacramento, recibieron la bendición de manos del padre Ernesto concluyendo así la Celebración Eucarística.