Francisco Rojas Gómez nació en Celaya, Guanajuato, fue seminarista, realizó estudios en filosofía y teología, pero no terminó la carrera sacerdotal. Estudió música con los agustinos y formó varios coros en la Ciudad de México.
Su padre tocaba el requinto en un trío y era escultor y pintor, y su madre cantaba en una radiodifusora de Celaya. En el programa “Músicos San Juan del Río” habló sobre su infancia y su relación con la música.
“En la casa se escuchaban boleros, música ranchera y la trova. Nos gustó siempre la música, y desde los 6 años anduvimos en el coro de la iglesia. Al principio yo solo quería cantar, pero con las misas fue naciendo mi vocación sacerdotal y un tiempo después ingresé al seminario”.
Su primer instrumento fue la guitarra que empezó a tocar a los 9 años. Llegó a San Juan del Río en 1974, y lo metieron a cursar el 6° de primaria en el Colegio Corregidora, y como cantaba muy bien, llamó la atención de su maestra.
Comenzó con las primeras lecciones de piano impulsadas por su maestra de música en el primer año de secundaria, la madre Tere Ramírez. En el segundo año de secundaria su maestro fue Delfino Trejo y después José Luis Rivera, quien tocaba un instrumento que llamó su atención, el teclado.
Cuando entró al seminario participó en el coro junto con su hermano Ramón Rojas, y se decidió a tocar el órgano en las misas. Tiempo después ingresó al seminario mayor de la Ciudad de México, en donde tocó pocas veces, debido a que el órgano que tenían era un hammond y “había que cuidarlo”. Un día el encargado del instrumento se enfermó y él tomó su lugar, hasta que logró dominarlo.
La vida lo llevó por otros caminos y decidió dejar el seminario, para dedicarse a la música y a su familia.
SU VIDA EN SAN JUAN DEL RÍO
De regreso a la ciudad, se incorporó al grupo juvenil “Alfa y Omega” de la Parroquia San Juan Bautista. En 1983, su hermano Don Ramón lo presentó con el cura Francisco Herrera, quien buscaba un organista, principalmente para tocar los domingos y todas las fiestas del año, y se quedó con el puesto.
“Dios es el que hace que nos guste algo, me gustó este lado de la música religiosa. Yo canto para ayudar a los feligreses a que sientan más el acercamiento a Dios y que no sea por obligación”.
Cuando llegó a San Juan del Río, junto con su hermano se dedicó a cantar y tocar misas y tiempo después formaron el coro San Juan Bautista, en cuyo primer llamado acudieron 60 personas. La primera presentación que tuvieron fue durante la celebración del 50 aniversario de la Coronación de la Virgen en el santuario guadalupano.
Fue docente en diferentes escuelas de San Juan del Río, como la Escuela Secundaria Antonio Caso, el Instituto Plancarte, el Colegio Corregidora y la Escuela Normal del Estado de Querétaro "Andrés Balvanera" Unidad San Juan del Río.
Su labor no solo fue con alumnos, también educó profesores, y ayudó en las competencias del himno nacional, además de iniciar en la música a muchos jóvenes que ahora son profesionistas.
Junto con su hermano Ramón Rojas, fue pionero del trío musical “Los Tucanes”, además de ser integrante de la Renovación Carismática y Coordinador del Coro Parroquial de San Juan Bautista.
Conoció a su esposa Mercedes Hernández en la iglesia, cuando se formó un grupo de coro juvenil, al que ella perteneció y tiempo después llegaría su hija Montse, quien también heredó su gusto por la música.
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Las redes sociales no se hicieron esperar y han recibido diferentes mensajes de pésame para la familia, y de oración para el descanso de uno de los personajes de mayor trascendencia en la ciudad, en el ámbito musical y religioso.
¡Descanse en paz el maestro Francisco Rojas Gómez!