La Familia Ramírez García es una familia de tradición panadera en San Juan del Río. Originaria de Ocotlán de Morelos Oaxaca, María del Socorro García Vázquez llegó a la ciudad, el 18 de abril de 1966 porque su ahora esposo, Sergio Ramírez Luis, se la trajo a sus 20 años.
La casa a la que llegaron está ubicada en la calle Guadalupe Victoria #7 en el centro y era casa del hermano de su esposo, quien los recibió. Tiempo después su cuñado se fue a Monterrey y les vendió la casa. Es el lugar donde actualmente residen y donde realizan la preparación de los platillos tradicionales que, a lo largo de los años, los han hecho merecedores de elogios.
María del Socorro y Sergio comenzaron haciendo empanadas, los viernes, sábados y domingos: “de lechecilla, de vainilla y de arroz con leche, cada empanada estaba a un peso. Vendíamos 100 empanaditas en el centro de San Juan”.
Cuando llegaron sus hijos, a todos los enseñó a cocinar, hasta que en 1975 decidieron abrir la panadería Sagrado Corazón, que duró 18 años en la calle de Guerrero. Vendían pan de dulce y repostería, hasta que cerraron en 1992 por el aumento de la renta y la competencia.
El 26 de junio de 1996 abrieron nuevamente, y estuvieron 13 años con el mismo concepto y adicionando algunos productos como los churros, las donas y los tamales. En el 2007 tuvieron nuevamente que cerrar y desde entonces han vendido los productos desde su casa.
Ahora el negocio se llama Delicias del Tío Polo, debido a que Apolo Ramírez, uno de los hijos de María del Socorro, está retomando la tradición. Actualmente venden tamales verdes, de rajas, rojos, de carne, de mole y el más popular, el de dulce, pues la masa lleva piña y se rellena de tejocote, de garambullo o de manzana. También ofrecen churros, pan, atole y tortillas de harina.
El tío Polo realiza la masa del pan, que entre otras cosas lleva avena, salvado, anís, canela, mantequilla, huevo, nueces, pasas y coco, y que tiene un sabor muy especial. Una de las sobrinas de la familia, Felicitas, fue quien ideo el nuevo nombre y ahora elabora las mermeladas naturales que llevan los productos.
Hace dos meses durante el concurso nacional de tamales y atoles, se llevaron la mención especial en tamal dulce (de garambullo y zarzamora) y el premio al Mejor Atole (de calabaza y piloncillo).
“Para hacer ese atole, la calabaza se pone a macerar y a cocer entre 4 y 5 días, durante 7 horas. Hay que hacer la masa de manera manual, y agregar hoja de higo, que se acomoda a la calabaza para lograr un sabor peculiar” describe Polo.
María del Socorro tiene ahora 75 años y 6 hijos vivos: Sergio, Wilebaldo, Román, Apolo, Laura y Edgardo. También tiene 16 nietos y 5 bisnietos, quienes han continuado con su legado. Ella piensa continuar hasta que su cuerpo se lo permita: “mi nieta me dice, ¿abuelita que no te cansas? y le digo que no, porque me gusta, me siento contenta, me siento bien y no me canso”.
Para Polo, las menciones recibidas en el concurso, fueron la cereza del pastel: “lo más bonito no es hacerlo, es venderlo para que la gente lo disfrute. No es una coincidencia que hayamos ganado, le echamos muchas ganas y valió la pena todo el esfuerzo que hemos hecho como familia”.