“Te fuiste como un grande…celebrando la vida con tu familia en el lugar que más amas”, así se expresó Andrea Mejía Ríos, nieta del entrañable padre, abuelo, amigo de muchos, don Genaro Ríos Ugalde acaecido a la edad de 84 años el viernes por la noche, en su hogar de siempre, al lado de sus hijas Lupita y Anabel Ríos Trejo, principalmente, así como de algunos de sus nietos, quienes acompañados de algunos allegados, velaron sus restos en su domicilio, donde recibieron el pésame y sentidas condolencias.
Vía redes sociales también varios sanjuanenses expresaron su sentir por tan sensible fallecimiento, como el caso del ex presidente municipal Gustavo Nieto Chávez, quien escribió: Mi querido amigo Genaro Ríos, con profundo cariño estoy seguro que tu partida está rodeada de luz, paz y mucho orgulloso por tantas cosas buenas que dejaste e hiciste en tu vida y aquí en nuestro amado San Juan del Río”, citando además una de sus conocidas frases, ¡pura miel y subeee!.
Recordando que entre sus negocios, fue productor de aguamiel y pulque que expendía en la pulquería “Todos contentos” ubicada en la calle Aquiles Serdán en el centro histórico de la ciudad, y que motivó a que se le conociera popularmente como la “PGR” (Pulquería de Genaro Ríos)
Cabe recordar que don Genaro tuvo como esposa a doña Lupita Trejo (qepd) con quien procreó tres hijos: Genaro (qepd), Lupita y Anabel; como hombre de campo se dedicó a emprender negocios relacionados al mismo; gustaba de disfrutar de la charrería a la que apoyó, en categoría femenil, a través de sus dos hijas, integrantes de la escaramuza “Las Palomas”; su don de gente y sencillez lo hicieron fuera apreciado por muchas personas que lamentaron su partida.
Pocas personas, las permitidas en el Santuario Guadalupano por la situación actual, y varias de ellas afuera, fueron partícipes de la ceremonia religiosa de cuerpo presente que celebró el P. Isaac Osornio Martínez, párroco de San José Obrero, quien resaltó la generosidad de “Don Gena”, y expresó sus condolencias a sus deudos, en especial a sus dos hijas.
Una vez concluida la misa de exequias que tuvo lugar a la una de la tarde de ayer, un Marichi esperaba sus restos mortales afuera del Santuario, donde se escuchó la primera canción “Puño de tierra” para luego seguir la carroza cantando temas que a él gustaban, siguiendo el cortejo fúnebre hacia el panteón municipal donde descansan sus restos. ¡En paz descanse!