Ella es la abuela Benigna

Ha comenzado a alzar la voz en favor del campo, de la violencia hacia la mujer y de la importancia de mantener las tradiciones

Samantha Vázquez | El Sol de San Juan del Río

  · domingo 24 de julio de 2022

Foto: Alejandro Arredondo  | El Sol de San Juan del Río

Benigna González es una mujer de 50 años que proviene de la comunidad indígena El Varal, en Amealco. Ha comenzado a alzar la voz en favor del campo, de la violencia hacia la mujer y de la importancia de mantener las tradiciones.

“Desgraciadamente me casé a los 16 años y fui una de esas mujeres que sufrío mucha violencia. Muchas mujeres nos encerramos y nunca pedimos ayuda. Yo lo hice hasta que me di cuenta de que tenía que proteger a mi familia. Yo como mujer tengo derecho de tener una vida libre de violencia. Como yo, muchas mujeres necesitan acompañamiento”.

La separación con su esposo fue dolorosa y triste, pero su mayor impulso, fueron los 5 hijos que tuvo, Victoria, Rubén, Verónica, Luis Miguel y María Guadalupe. Ahora también tiene 8 nietos y se siente muy feliz.

Foto: Alejandro Arredondo | El Sol de San Juan del Río

Es por ello que Benigna ha sido invitada del grupo Rotary San Juan del Río, como la representante de las comunidades indígenas “nunca había pensado tener comunicación con personas que nos ayudan y nos escuchan. En este país aún hay gente buena y en especial este tipo de organizaciones. No me discriminan, al contrario, toman en cuenta mi opinión”.

La abuela benigna, como la conocen en su comunidad, también se dedica a la medicina tradicional. Ha aprendido esta práctica por sus antepasados, principalmente de sus abuelos, de ahí el mote.

“Brindamos masajes, sobadas y preparamos tés con hierbas medicinales. En temporada de lluvia hay que rescatar las plantas del campo, recolectarlas y deshidratarlas. Podemos tratar el estrés y enfermedades de los nervios”.

Benigna usa la vestimenta tradicional de su municipio, que es confeccionada por ella misma. Ha pasado muchas discriminaciones, principalmente por su lengua, el otomí. Pero ahora se ha superado y recibe felicitaciones por ello.

Espera levantar la voz por otras mujeres, para que se conserve el legado de la medicina tradicional, para que los políticos escuchen las necesidades del campo, pero principalmente para apoyar a otras personas y que, como ella puedan superarse.