El Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe fue el sacro recinto donde los hermanos Gilberto y Paola Fernández Cruz tuvieron su primer encuentro con Jesús al recibir la hostia consagrada que significa el Cuerpo y la Sangre de Cristo, durante la significativa ceremonia religiosa que fue oficiada en honor al grupo de niños del Instituto Plancarte, del que ellos formaron parte.
Para cumplir con este sacramento de la iglesia católica que forma parte de la iniciación cristiana, Gilberto y Paola fueron preparados a través de la catequesis mediante la cual aprendieron las enseñanzas de la iglesia a la que pertenecen, inculcándoles la práctica de los valores cristianos, además de profundizar en el sacramento de la Eucaristía.
Nora Lizbeth Cruz Hernández y Gilberto Fernández Díaz papás de los nuevos comulgantes, cumplieron con los requisitos para que sus hijos cumplieran con el cuarto sacramento, por lo que el día fijado se dieron cita en el Santuario donde juntos escucharon la ceremonia religiosa y el emotivo mensaje que dedicó el padre oficiante.
Con devoción fueron testigos del momento solemne en el que el sacerdote realizó la consagración, la transformación real del pan y vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, contemplando el misterio del amor, adorando a Dios en la Eucaristía, que momentos después impartió a Gilberto y a Paola quienes a su vez, demostraron su fe en el sacramento.
Los hermanos Fernández Cruz fueron apadrinados por Margarita Montalvo Villanueva y José Hernández Labra, quienes agradecieron la distinción e hicieron acto de presencia en la ceremonia religiosa, acompañando a sus nuevos ahijados, aceptando ante el altar el compromiso para con ellos, principalmente en apoyarnos en su camino espiritual.