Los vecinos de la calle de Cuauhtémoc, en el centro de la ciudad, comenzaron el arreglo de sus casas desde muy temprano. Hoy tocaba la posada en su calle, de acuerdo con el calendario de la Parroquia de San Juan Bautista.
En punto de las 8 de la noche, y con la gente congregada, el padre Francisco Aguillón comenzó el rezo de los 9 misterios, mientras se divisaban a lo alto las figuras de María y José, para avanzar hacia la casa designada como la posada final.
A lo largo de la calle, ya se veían a los vecinos esperando la procesión, algunos de ellos, retomando las costumbres que empezaron sus abuelos y que heredaron sus padres, otros tantos, personas relativamente nuevas en la calle que han decidido adoptar la tradición.
Cuando por fin se ha llegado a la casa que recibirá el misterio, se escuchó el estribillo “entren santos peregrinos, peregrinos” y ahí comenzó la fiesta. En las casas, los vecinos regalaron ponche, buñuelos, galletas, tamales, tostadas de tinga y aguinaldos para los más pequeños.
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La gente hacía filas para recibir los alimentos y bebidas que marcan las fiestas decembrinas. Algunos niños tronaban en el piso los tradicionales garbanzos y los mayores sentados en círculo, platicaban a sus nietos, las épocas en que San Juan del Río terminaba en las vías del tren, y como la época de las posadas, era de lo más esperado en el pueblo.