Angie y su telar de lana una tradición familiar

Su padre era originario de El Sitio y cuando llegó a vivir a la ciudad de San Juan del Río buscó un oficio que le llamara la atención

Samantha Vázquez | El Sol de San Juan del Río

  · viernes 8 de abril de 2022

Foto: David Valdez | El Sol de San Juan del Río

María de los Ángeles Osornio Dueñas vive en la calle de 5 de mayo. En la misma casa donde creció y aprendió del oficio de su padre Rafael Osornio Ugalde, artesano de lana y donde ahora tiene su taller.

“A mi papá le enseño el abuelo de Lorenzo Pérez. Mi papá era de El Sitio pero se vinieron a vivir a San Juan, buscó un oficio, y le llamo la atención el trabajar la lana. Le fue muy bien, y se dedicó a hacerlo toda su vida”.

Rafael y su esposa Ernestina Dueñas tuvieron 8 hijos, Abel, Ema, Vicki, Tere, Rafael, Alberto, Jesús y Angie, que es la única que se dedica al oficio pese a que todos lo aprendieron.

Desde la secundaria, Angie le ayudaba a su papá con las labores de la lana. Le gustaba mucho hacerlo. Le gustaba acompañar a su papá en ese taller en el que vivió una infancia muy feliz.

Foto: David Valdez | El Sol de San Juan del Río

“Rafael Osornio inició con esta labor que es muy bonita, anteriormente había muchos telares aquí, venía gente de Amealco o de Atlacomulco, venían y el taller se llenaba de costales de lana”.

Con los años, Angie se enfocó en su carrera profesional. De hecho, muchos la recuerdan como locutora en Fantasía y Digital, donde trabajó por 7 años. Hace dos años y debido a la pandemia, Angie perdió su trabajo. Fue entonces que se planteó regresar a su labor como artesana, logrando reconectar con la gente y agendando citas al número 442 792 3237 para mostrar su trabajo.

A partir de ese momento, se ha dedicado a fabricar artículos de henequen, macramé y lana, como cobijas, jorongos, juegos de baño, caminos de mesa, tapetes, bolsas, chalecos y chalinas.

El papá de Angie murió hace 6 años. Ahora ella mantiene el taller y tiene su propio telar: “lo más difícil es hacer grecas, todavía me falta experiencia en los diseños. Uno de mis primos era muy bueno, una vez hizo un pavo real y el tapete se fue a un país asiático”.

Foto: David Valdez | El Sol de San Juan del Río

Solo tiene una preocupación, y es que nadie en su familia ha querido continuar con el oficio y cuando ella muera, probablemente morirá la tradición familiar.

“Para mala fortuna ya se está terminando el trabajo de los artesanos, porque el artesano es menospreciado y la gente no quiere las artesanías. A la gente le diría que valoren a los artesanos porque es gente de mucho talento”.

Cuando Angie entra en su taller se siente en otra época, las herramientas y las maquinas que guarda, la remontan al viejo San Juan: “Me gusta hacer esto porque me imagino a mi papá trabajando aquí y haciendo sus cosas, y me vuelve un recuerdo de mi niñez que fue muy bonita”.