Por: Lic. Antonio Luna Reyes
El Principito de Antoine de Saint-Exupéry es conocido por la gran mayoría, aunque sea solo por título o película y muchas veces sobrevalorado. Hay gente que se tatúa un zorro o una rosa en referencia al cuento y todos sabemos que dentro de la serpiente hay un elefante, pero ¿qué pasa con las semillas del baobab? ¿Por qué a nadie le importa? El pequeño mundo se va al carajo si las semillas del baobab dan raíces o no se arrancan cuando empiezan a germinar.
La raíz del árbol baobab es extensa y profunda para anclar al árbol, igual que la idea del suicidio.
En Querétaro, de acuerdo al registro de defunciones por suicidio del INEGI en el 2023, tuvimos un total de 224 suicidios, de los cuales 37 fueron mujeres y 187 fueron por parte de hombres. Ante la desigualdad de la cifra nos queda la duda de qué factores influyen para que una persona tome la decisión de terminar con su vida y en qué edades empieza a dar raíz el árbol del suicidio.
Para el mundo occidental, el suicida recibe un fuerte señalamiento: alguien que deshonra a su familia por hacerlo. En el pasado, el suicida era enterrado en fosas comunes, puesto que no tenía derecho a un entierro decente al haber cometido pecado. Podrían decir "¡Ja! ¡Los antepasados eran unos loquillos!". La actualidad también tiene sus estigmas sobre el suicidio que suenan igual a las creencias del pasado. Vinculamos el suicidio con una enfermedad psiquiátrica, que son psicóticos, que no tienen amor propio, que son berrinches, que quieren llamar la atención y quién sabe más cosas que hacen de los suicidas unos "locos".
En el suelo del planeta del Principito se encuentran regadas las semillas del baobab, pero ¿quién las puso ahí? Sabiendo lo peligrosas que son. ¿Quién pone la semilla del suicidio? Para buscar esa respuesta, se ignora la complejidad social del suicidio, que nos lleva de nuevo al estigma y así la persona no pida ayuda.
Para ejemplificar lo anterior, usaré el fenómeno televisivo de "La Casa de los Famosos", donde uno de los participantes hizo críticas sobre otra participante por su depresión y después comentar: "¿Tú crees que a México le gustan los deprimidos?" A nadie le gustan. México repudia a los deprimidos".
Los medios de comunicación y redes sociales han hecho del suicidio algo sensacionalista que va desde la forma que se da la noticia hasta la forma explícita del evento o simplemente la omisión, que suman para la réplica del suicidio de una celebridad o personaje ficticio y al estigma para su prevención.
A esto se le conoce como el Efecto Werther, haciendo referencia a la novela de Goethe "Las penas del joven Werther", donde el joven se suicida por un amor no correspondido y que trajo una ola de suicidios en Europa por la misma circunstancia tras su publicación en 1774. El efecto describe que la exposición a las coberturas de los medios sensacionalistas provoca una oleada de suicidios por las personas que se sienten identificadas con los que han cometido el suicidio y optan por replicarlo.
Como lo sucedido con la serie norteamericana 13 Reasons Why en el 2017, con la réplica del suicidio y las cintas dejadas por la protagonista, con quien la población se identificó en las situaciones de acoso y de sufrimiento. De hecho, la serie deja una propuesta mayor para el suicidio que solo funciona de manera narrativa, pues las cintas destruyen a los agresores uno por uno después de la muerte de la protagonista y cobra venganza de ellos, cosa que no sucedió con los imitadores.
En la cobertura de los suicidios en masa por la serie 13 Reasons Why, la razón principal fue esa misma y no por hay otra causa, solo esa. Bajo esa lógica se crean respuestas rápidas "el suicida tenía aliento alcohólico". Bien, fue por el alcohol; "atento contra su vida por deudas". Bien, debía dinero; "el suicida se drogaba desde hace años". Bien, es por las drogas. Nunca concientizando de que hay razones adyacentes al fenómeno.
¿Funciona entonces no hacer cobertura del suicidio? ¡No! Aún hay suicidios, además que los medios de comunicación o las series no se detienen tan fácilmente y hay noticias que por su información se vuelven atractivas.
Como el incidente en Paseo 5 de Febrero en marzo del año en curso, en que un hombre intentó suicidarse. Era una noticia para cubrir, pero no por interés en la salud mental. Fue más por la ubicación, por la novedad de la macroconstrucción. ¿Cómo puedo afirmar eso? No hay cobertura que invite a buscar ayuda o puntualice la importancia de la salud mental, que te deje el contacto de ayuda en caso de emergencia o que refiera una institución específica en caso de ansiedad, depresión o ideas suicidas.
A la última idea se la conoce como el efecto Papageno, que es la contraparte del efecto Werther. El efecto Papageno se inspira en la ópera de "La flauta mágica" de Mozart, donde Papageno considera el suicidio, pero tres espíritus lo persuaden para buscar otras alternativas. Hablamos de informar sobre un caso de suicidio en forma preventiva. Dar la información responsable, evitando ciertos detalles para reducir la imitación y otorgar los medios para buscar ayuda. Así podemos podar el baobab del suicidio antes de que eche una raíz difícil de arrancar y destruya mundos.
Muy diferente a la realidad, pues muchos recordamos el evento de los arcos en 2019 y la cobertura dada, donde meses antes otra persona intentó lo mismo. Igual, las notas silencian las estrategias para buscar ayuda con un eco de fondo recitando una mantra mori. "Nos enfocamos en tu muerte. Tú no compartes nuestra sangre, por eso nos enfocamos en tu muerte".
Tras esos eventos del 2019, el Gobierno del Estado de Querétaro optó por colocar una valla para el difícil acceso a los arcos, pero no disminuyó el índice del suicidio, solo que ya no se usaría para llevarlo a cabo. Estrategias de este tipo son solo respuestas reaccionarias nacidas del estigma aumentando la desconfianza o incluso el lenguaje de los profesionales, principalmente "llamar la atención" en lugar de usar "señales de alerta".
Usamos las "llamadas de atención" en las conductas que hacemos para expresar que algo nos sucede y no sabemos cómo comunicarlo, pero en sociedad se interpreta como un acto narcisista, porque a "México no le gustan los deprimidos", por eso los profesionales de la salud debemos optar por un lenguaje con menos estigma, para que la sociedad atienda las "señales de alerta".
Señales de alerta:
Alteración del sueño: no duermes o duermes de más.
Desesperanza: Sientes que ya no hay solución para los problemas, que se puede expresar de manera verbal "Preferiría estar muerto", "Ya no puedo más" o similares… Algunos lo expresan por redes sociales.
Ignorar cumplidos: Sentir que no mereces un reconocimiento por tus acciones o tu físico.
Buscar cerrar ciclos: despedirse de las personas a tu alrededor.
Consumo de sustancias: ya sea iniciar o recaer.
Cambios de ánimo: se pierde interés y/o irritabilidad, tristeza.
No sienten placer en sus actividades; también experimentan indiferencia o falta de voluntad para realizarlas.
Aislamiento.
Y aquí incitaré a la desobediencia, pues a nivel nacional, de acuerdo a las Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR) del INEGI, en el 2023 los grupos de 15 a 24 años y de 25 a 34 concentraron el mayor porcentaje de suicidios, con el 24.4 y 28.2%, respectivamente.
Un dato alarmante si consideramos las posibilidades económicas del primer grupo y los problemas sociales que enfrentan por su etapa para "encajar" en sociedad. Sin embargo, la desobediencia a la que invitaré aplica para toda persona con ideas suicidas y que no sabe a dónde acudir.
Si te identificas o identificas a alguien con algunos puntos, busca ayuda de manera profesional. Marca al 911 y explica lo que pasa; si ves un policía, detenlo y habla con él, entra a un centro de salud, entra a una farmacia de esas que tienen consultorio o alguna institución de salud pública.
Así vamos participando en las estrategias para la prevención del suicidio que sumen, vamos educando a las instituciones para atender los llamados, vamos moldeando a los medios de comunicación para que tengan una responsabilidad social.
Ten en cuenta que… "… si se trata de una mala hierba, es preciso arrancarla inmediatamente en cuanto uno ha sabido reconocerla (…) Si un baobab no se arranca a tiempo, no hay manera de desembarazarse de él más tarde (…) Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son numerosos, lo hace estallar (…) ¡Niños, atención a los baobabs!" .
El Principito - Antoine de Saint-Exupéry