/ martes 18 de junio de 2024

La voz de la IP | ¿Y después qué?




El 2 de junio pasado representó la culminación del proceso electoral más grande en la historia de nuestro país en la que estuvieron en juego más de 20 mil puestos de elección popular. Aunque todavía falta resolver impugnaciones y determinar la composición final del Congreso de la Unión, está claro que el partido en el poder obtuvo una contundente victoria en la urnas, particularmente en la figura de Claudia Sheinbaum, quien será la primera mujer presidenta de nuestra nación, un hecho por demás significativo.

Considerando la política de confrontación que ha caracterizado a este sexenio, la próxima presidenta de México tiene una gran oportunidad para construir con base en el diálogo y la reconciliación entre los mexicanos.

Con la posibilidad de que haya mayoría calificada en el Congreso, no puede ni debe haber cabida a una regresión, a una sola visión de gobierno. Por ello, es indispensable que la presidenta electa genere consensos entre los grupos mayoritarios y las minorías, en aras de la consolidación de acuerdos democráticos, sabiendo que nuestro país es y seguirá siendo plural con muchas realidades y visiones que deben encaminarse hacia un mismo objetivo: el bien común justo, inclusivo y sostenible de todas y todos los mexicanos.

La confrontación constante entre compatriotas no puede ser la base de una sociedad que aspire a mejorar. Es urgente y necesario que dejemos atrás las divisiones y trabajemos juntos hacia el objetivo común de la cohesión social para lograr un verdadero desarrollo integral de nuestro país, que nos garantice paz, justicia, seguridad, salud, educación, etc.

El panorama económico mundial y nacional presenta retos significativos. La desaceleración económica anticipada por el Banco Mundial y las expectativas de crecimiento moderado son preocupantes. En este contexto, es crucial que el gobierno mantenga la confianza de los inversionistas y no implemente reformas, como la que se pretende al poder Judicial y la desaparición de los órganos autónomos que puedan socavar la estabilidad económica a partir de lo que los mercados rehuyen: la incertidumbre.

La prudencia y la sensatez deben guiar las decisiones políticas para aprovechar oportunidades como el nearshoring, que podría atraer importantes inversiones al país con la consecuente derrama económica por los empleos directos y la ampliación y fortalecimiento de las cadenas de proveeduría.

En este sentido, la independencia judicial es un componente esencial de cualquier democracia funcional, por lo que todo intento de reducirla debe ser cuidadosamente evaluado para no debilitar nuestro Estado de Derecho.

Desde Coparmex, hacemos un llamado claro: México tiene el potencial para crecer y generar desarrollo económico-social para todas las familias. Este potencial sólo se realizará si no saboteamos nuestras propias oportunidades debilitando nuestra democracia. Es tiempo de permitir que las reformas maduren, promoviendo una justicia inclusiva como base para la cohesión social.

Por ello, desde el sector empresarial, debemos ser agentes de cambio; debemos ser congruentes y responsables con nuestra aportación a la línea de bienestar de todas y todos los colaboradores, garantizando la calidad de vida en el trabajo, las mejores prácticas de protección al medio ambiente, y seguir ocupándonos de que la productividad de cada empresa se vea reflejada en el desarrollo, en todos los ámbitos sociales y económicos, de los individuos, sus familias y la comunidad.

Debemos, además, seguir -como ciudadanos- vigilando el ejercicio del poder para no dar un cheque en blanco; para exigir transparencia, prácticas anticorrupción y que nadie, nadie, esté por encima de la ley.

En Coparmex seguiremos trabajando desde los ejes del Modelo de Desarrollo Sostenible, para asegurar que como empresarios sumemos a las demandas del s.XX, claramente definidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que incluyen los grandes retos de la humanidad para que nadie se quede atrás.

La cohesión social no debe ser una utopía, es una necesidad urgente. Se requiere un liderazgo que procure enfocar las coincidencias en una nación diversa, dar ejemplo de respeto a la ley y un espíritu de construcción colaborativa respetando las diferencias.


*Presidenta Coparmex-Querétaro




El 2 de junio pasado representó la culminación del proceso electoral más grande en la historia de nuestro país en la que estuvieron en juego más de 20 mil puestos de elección popular. Aunque todavía falta resolver impugnaciones y determinar la composición final del Congreso de la Unión, está claro que el partido en el poder obtuvo una contundente victoria en la urnas, particularmente en la figura de Claudia Sheinbaum, quien será la primera mujer presidenta de nuestra nación, un hecho por demás significativo.

Considerando la política de confrontación que ha caracterizado a este sexenio, la próxima presidenta de México tiene una gran oportunidad para construir con base en el diálogo y la reconciliación entre los mexicanos.

Con la posibilidad de que haya mayoría calificada en el Congreso, no puede ni debe haber cabida a una regresión, a una sola visión de gobierno. Por ello, es indispensable que la presidenta electa genere consensos entre los grupos mayoritarios y las minorías, en aras de la consolidación de acuerdos democráticos, sabiendo que nuestro país es y seguirá siendo plural con muchas realidades y visiones que deben encaminarse hacia un mismo objetivo: el bien común justo, inclusivo y sostenible de todas y todos los mexicanos.

La confrontación constante entre compatriotas no puede ser la base de una sociedad que aspire a mejorar. Es urgente y necesario que dejemos atrás las divisiones y trabajemos juntos hacia el objetivo común de la cohesión social para lograr un verdadero desarrollo integral de nuestro país, que nos garantice paz, justicia, seguridad, salud, educación, etc.

El panorama económico mundial y nacional presenta retos significativos. La desaceleración económica anticipada por el Banco Mundial y las expectativas de crecimiento moderado son preocupantes. En este contexto, es crucial que el gobierno mantenga la confianza de los inversionistas y no implemente reformas, como la que se pretende al poder Judicial y la desaparición de los órganos autónomos que puedan socavar la estabilidad económica a partir de lo que los mercados rehuyen: la incertidumbre.

La prudencia y la sensatez deben guiar las decisiones políticas para aprovechar oportunidades como el nearshoring, que podría atraer importantes inversiones al país con la consecuente derrama económica por los empleos directos y la ampliación y fortalecimiento de las cadenas de proveeduría.

En este sentido, la independencia judicial es un componente esencial de cualquier democracia funcional, por lo que todo intento de reducirla debe ser cuidadosamente evaluado para no debilitar nuestro Estado de Derecho.

Desde Coparmex, hacemos un llamado claro: México tiene el potencial para crecer y generar desarrollo económico-social para todas las familias. Este potencial sólo se realizará si no saboteamos nuestras propias oportunidades debilitando nuestra democracia. Es tiempo de permitir que las reformas maduren, promoviendo una justicia inclusiva como base para la cohesión social.

Por ello, desde el sector empresarial, debemos ser agentes de cambio; debemos ser congruentes y responsables con nuestra aportación a la línea de bienestar de todas y todos los colaboradores, garantizando la calidad de vida en el trabajo, las mejores prácticas de protección al medio ambiente, y seguir ocupándonos de que la productividad de cada empresa se vea reflejada en el desarrollo, en todos los ámbitos sociales y económicos, de los individuos, sus familias y la comunidad.

Debemos, además, seguir -como ciudadanos- vigilando el ejercicio del poder para no dar un cheque en blanco; para exigir transparencia, prácticas anticorrupción y que nadie, nadie, esté por encima de la ley.

En Coparmex seguiremos trabajando desde los ejes del Modelo de Desarrollo Sostenible, para asegurar que como empresarios sumemos a las demandas del s.XX, claramente definidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que incluyen los grandes retos de la humanidad para que nadie se quede atrás.

La cohesión social no debe ser una utopía, es una necesidad urgente. Se requiere un liderazgo que procure enfocar las coincidencias en una nación diversa, dar ejemplo de respeto a la ley y un espíritu de construcción colaborativa respetando las diferencias.


*Presidenta Coparmex-Querétaro