Empezamos una nueva temporada escribiendo en el *Diario de Querétaro*. La cuarta bajo la dirección de Mario León. Han pasado 3 años ya, 3 ciclos escolares, 156 columnas compartiendo la vida.
Y cuántas cosas nos han pasado en este tiempo; he perdido la cuenta de las elecciones y sus pre pre-candidatos, y de las campañas electorales que hemos analizado.
Saliendo de la pandemia, en el 2021, aprendimos a comunicarnos de otra manera, nos adaptamos para superar esas vicisitudes, porque nuestras rutinas fueron otras.
Hemos escrito, y lo seguiremos haciendo, sobre las terribles guerras que muestran la deshumanización más absoluta, y hemos visto cómo, lamentablemente, no parece haber ninguna posibilidad de algún tipo de acuerdo para acabar con ellas.
Aquí seguimos, preguntándonos qué hace la llamada comunidad internacional, que solo observa la aniquilación de todo un pueblo.
Hemos visto también la irrupción de los agitadores mentirosos en nuestra política. Hemos observado cómo, cada día, en un lento crescendo que parece nunca llegar a la cima, el tono que ha adquirido el mal llamado debate político, porque no es debate, no se debate nada en realidad.
Un debate cada día más bronco, más estridente y, por supuesto, más insoportable, impulsado por el partido que tiene mayoría en las cámaras.
Ahora, con el matiz de la llamada reforma al poder judicial, me queda una infinidad de reflexiones, pero sobre todo, una preocupación constante por el rumbo que están tomando nuestras instituciones. Es difícil no sentir cierta desesperanza al ver cómo el discurso público se degrada, cómo la polarización se profundiza y cómo aquellos que deberían estar al servicio de la sociedad se enredan en luchas de poder que parecen cada vez más alejadas de las necesidades reales de la gente.
Pero no todo ha sido negativo. También hemos sido testigos de la valentía de aquellos que, a pesar de las adversidades, siguen luchando por la justicia, la transparencia y el respeto a los derechos humanos. Hemos visto cómo la sociedad civil, muchas veces ignorada, ha alzado la voz para exigir un cambio, para pedir que se respeten las leyes y que se castigue la corrupción.
Porque mientras haya quien quiera leer, habrá quien quiera escribir. Y mientras haya quien quiera escribir, habrá quien quiera denunciar, cuestionar y reflexionar sobre lo que nos afecta como sociedad.
Así que, estimados lectores, gracias por acompañarnos en este viaje. Gracias por ser tan generosos al aceptar, con sus comentarios, el estilo urbano de estas líneas, por compartir sus pensamientos, por cuestionar y por enriquecer este diálogo que, al final del día, es lo que nos mantiene vivos como comunidad.
Seguiremos aquí, escribiendo, analizando y compartiendo. Porque la pluma sigue siendo una herramienta poderosa para construir el futuro que queremos.