/ miércoles 11 de septiembre de 2024

Expediente Q / Chapulines


Es una vergüenza el fenómeno conocido como "chapulineo", donde los políticos cambian de partido una vez obtenida una posición de poder, se ha convertido en un tema recurrente en la política mexicana.

Está desfachatez refleja una falta de compromiso con las plataformas políticas y los principios defendidos durante la campaña electoral; refleja el cinismo de muchos políticos y no es tema nuevo, no es de hoy, es un tema de años y pinta de cuerpo completo la traición a la confianza de los ciudadanos que votaron por un proyecto basado en ciertas promesas y valores.

El “chapulineo” es una muestra clara de la volatilidad ideológica de los vividores de la política y de los partidos políticos, en lugar de representar ideologías claras y consistentes, se han convertido en vehículos de poder personal; hasta parecen formas de salir de la pobreza patrimonial de muchos y venderse por monedas de oro o plata.

Este cínico y cobarde comportamiento afecta directamente la calidad de la democracia en el país, ciudadanos que depositan su confianza en un candidato lo hacen basados en las propuestas y los valores que este defiende bajo una determinada plataforma política.

Al cambiar de partido, el político no solo rompe con esa lealtad, sino que diluye la representatividad de los partidos y debilita el sistema de partidos en su conjunto. Los partidos políticos pierden su identidad, y las ideologías que deberían sostenerlos se vuelven meros pretextos para alcanzar el poder.

La solución a este problema pasa por reformar el sistema político para que el “chapulineo” no sea una opción atractiva. Podría considerarse la implementación de leyes más estrictas que limiten o penalicen estos cambios de partido durante un periodo de mandato, o mecanismos que obliguen a los políticos a rendir cuentas ante los votantes que los eligieron bajo una plataforma determinada.

Más allá de las reformas legales, es necesario un cambio de cultura política en México. Los políticos deben entender que su labor es representar los intereses de la ciudadanía y no los suyos propios.

No olvidemos nunca, los cambios de estos vividores.

DE REBOTE

En la Legislatura queretana también habrá cosas por ver, en unos días sabremos quiénes son los que ayudarán a armar una mayoría en la cámara local.




Es una vergüenza el fenómeno conocido como "chapulineo", donde los políticos cambian de partido una vez obtenida una posición de poder, se ha convertido en un tema recurrente en la política mexicana.

Está desfachatez refleja una falta de compromiso con las plataformas políticas y los principios defendidos durante la campaña electoral; refleja el cinismo de muchos políticos y no es tema nuevo, no es de hoy, es un tema de años y pinta de cuerpo completo la traición a la confianza de los ciudadanos que votaron por un proyecto basado en ciertas promesas y valores.

El “chapulineo” es una muestra clara de la volatilidad ideológica de los vividores de la política y de los partidos políticos, en lugar de representar ideologías claras y consistentes, se han convertido en vehículos de poder personal; hasta parecen formas de salir de la pobreza patrimonial de muchos y venderse por monedas de oro o plata.

Este cínico y cobarde comportamiento afecta directamente la calidad de la democracia en el país, ciudadanos que depositan su confianza en un candidato lo hacen basados en las propuestas y los valores que este defiende bajo una determinada plataforma política.

Al cambiar de partido, el político no solo rompe con esa lealtad, sino que diluye la representatividad de los partidos y debilita el sistema de partidos en su conjunto. Los partidos políticos pierden su identidad, y las ideologías que deberían sostenerlos se vuelven meros pretextos para alcanzar el poder.

La solución a este problema pasa por reformar el sistema político para que el “chapulineo” no sea una opción atractiva. Podría considerarse la implementación de leyes más estrictas que limiten o penalicen estos cambios de partido durante un periodo de mandato, o mecanismos que obliguen a los políticos a rendir cuentas ante los votantes que los eligieron bajo una plataforma determinada.

Más allá de las reformas legales, es necesario un cambio de cultura política en México. Los políticos deben entender que su labor es representar los intereses de la ciudadanía y no los suyos propios.

No olvidemos nunca, los cambios de estos vividores.

DE REBOTE

En la Legislatura queretana también habrá cosas por ver, en unos días sabremos quiénes son los que ayudarán a armar una mayoría en la cámara local.



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