/ jueves 27 de junio de 2024

El toque femenino | Vive y abraza tus emociones 


Para quienes nacimos y crecimos en el siglo pasado es decir entre los mil novecientos y tantos, la educación era muy distinta mucho más férrea, podríamos decir fría y distante de los sentimientos y emociones; a menudo en la mente de los pequeños en formación, las frases de los mayores se repetían una y otra vez, “No estés triste” “Debes ser valiente” “Te quiero sonriendo” “Cómete todo lo que está en el plato” “Eres un niño malo”. Abonando a que los niños no cuestionaran, validaran y gestionaran lo que iban sintiendo, aunque a medida que pasaban las décadas la educación iba abriéndose un poco más hacia la inteligencia emocional el cambio más notorio se da con la llegada del nuevo milenio.

La educación nunca ha sido exclusiva de la casa o las escuelas, de los padres o maestros, porque desde la antigüedad el uso de historias, cuentos o fábulas para educar de manera descriptiva, lúdica o representativa eran muy usados en los cuentos más famosos de autores como los hermanos Grimm, Perrault o Andersen autor de La Sirenita, que fue llevada a las salas cinematográficas por la compañía Disney, después de modificar su final que como en la mayoría de los cuentos eran muy crueles y en el caso de la Sirenita; ella debía matar al príncipe para recuperar su voz y cola de sirena y al final por amor decide morir convirtiéndose en espuma del mar, lo cual no sucede en la historia de Ariel quien al final se queda con el amor del príncipe Eric.

Así, a medida que iban avanzando los años esos cuentos y producciones reflejaban la actualidad del momento y es por eso que las generaciones anteriores crecían con imágenes que hacían ver naturales la crueldad, dolor y bullying acciones que hoy nos parecen inaceptables, por ejemplo el trato que les da la señorita Tronchatoro a sus alumnos en la película “Matilda” que incluye violencia física y verbal que seguramente los nuevos padres de familia no desean que vean sus hijos y tienen que dar una explicación amplia sobre el abuso y que es incorrecto ejercerlo o aceptarlo.

Cuando hablo de las películas que surgen a partir del segundo milenio y que marcan un cambio importante con sus historias incluyendo mensajes con valores y honestidad como ejemplo puedo mencionar a “Toy Story” que enaltece el trabajo en equipo y la lealtad, o "Lilo y Stitch” que muestra como una familia “rota” (mencionado así por la protagonista), alejada de la conformación tradicional y supuestamente ideal, puede superar obstáculos, pérdidas y vivir y convivir en armonía y plenitud.

Y claro que no puede faltar el hablar sobre la película del momento que desde 2015 pone por primera vez sobre la mesa el tema de las emociones y la importancia de reconocerlas a todas como válidas para desarrollar nuestra responsabilidad afectiva, me refiero a la película “Intensamente” cuya secuela recién llegada al cine en este 2024, vuelve a convertirse en maestra no solo de niños también de los adultos que aprendimos a manejar nuestra emociones como pudimos al igual que nuestros padres que carecían de herramientas y que fuimos heredando generación tras generación pensando que era malo sentirse mal, triste o experimentar enojo, crecimos prefiriendo la alegría por encima de cualquier otra emoción sin comprender que la tristeza, temor, enojo o desagrado tienen una función y son necesarias en el transcurso de nuestra vida.

Una de las cerezas del pastel es, en la actual entrega la ansiedad una de las nuevas emociones que experimenta Riley, la cual sin duda ha sido la compañera de muchas personas a lo largo de etapas de la vida y a la que muchos hemos tenido tanto miedo de enfrentar escondiéndose debajo del tapete de nuestros más profundos secretos, sin entender que forma parte de nosotros como cualquier otra emoción a la que debemos conocer, reconocer, abrazar y descifrar lo que nos quiere decir.

Recordemos que nada en esta vida es eterno ni los buenos momentos ni los malos, ni las sensaciones placenteras ni las desagradables pero siempre contaremos con este mecanismo de defensa, aprendizaje y crecimiento que nos acompañará toda nuestra vida nuestras emociones, se vale sentirse triste, se vale estar enojado, se vale perder el rumbo, se vale dejarnos y sentir y fluir con esas emociones que nos enseñan con maestría el arte de vivir a plenitud nuestra vida.



Para quienes nacimos y crecimos en el siglo pasado es decir entre los mil novecientos y tantos, la educación era muy distinta mucho más férrea, podríamos decir fría y distante de los sentimientos y emociones; a menudo en la mente de los pequeños en formación, las frases de los mayores se repetían una y otra vez, “No estés triste” “Debes ser valiente” “Te quiero sonriendo” “Cómete todo lo que está en el plato” “Eres un niño malo”. Abonando a que los niños no cuestionaran, validaran y gestionaran lo que iban sintiendo, aunque a medida que pasaban las décadas la educación iba abriéndose un poco más hacia la inteligencia emocional el cambio más notorio se da con la llegada del nuevo milenio.

La educación nunca ha sido exclusiva de la casa o las escuelas, de los padres o maestros, porque desde la antigüedad el uso de historias, cuentos o fábulas para educar de manera descriptiva, lúdica o representativa eran muy usados en los cuentos más famosos de autores como los hermanos Grimm, Perrault o Andersen autor de La Sirenita, que fue llevada a las salas cinematográficas por la compañía Disney, después de modificar su final que como en la mayoría de los cuentos eran muy crueles y en el caso de la Sirenita; ella debía matar al príncipe para recuperar su voz y cola de sirena y al final por amor decide morir convirtiéndose en espuma del mar, lo cual no sucede en la historia de Ariel quien al final se queda con el amor del príncipe Eric.

Así, a medida que iban avanzando los años esos cuentos y producciones reflejaban la actualidad del momento y es por eso que las generaciones anteriores crecían con imágenes que hacían ver naturales la crueldad, dolor y bullying acciones que hoy nos parecen inaceptables, por ejemplo el trato que les da la señorita Tronchatoro a sus alumnos en la película “Matilda” que incluye violencia física y verbal que seguramente los nuevos padres de familia no desean que vean sus hijos y tienen que dar una explicación amplia sobre el abuso y que es incorrecto ejercerlo o aceptarlo.

Cuando hablo de las películas que surgen a partir del segundo milenio y que marcan un cambio importante con sus historias incluyendo mensajes con valores y honestidad como ejemplo puedo mencionar a “Toy Story” que enaltece el trabajo en equipo y la lealtad, o "Lilo y Stitch” que muestra como una familia “rota” (mencionado así por la protagonista), alejada de la conformación tradicional y supuestamente ideal, puede superar obstáculos, pérdidas y vivir y convivir en armonía y plenitud.

Y claro que no puede faltar el hablar sobre la película del momento que desde 2015 pone por primera vez sobre la mesa el tema de las emociones y la importancia de reconocerlas a todas como válidas para desarrollar nuestra responsabilidad afectiva, me refiero a la película “Intensamente” cuya secuela recién llegada al cine en este 2024, vuelve a convertirse en maestra no solo de niños también de los adultos que aprendimos a manejar nuestra emociones como pudimos al igual que nuestros padres que carecían de herramientas y que fuimos heredando generación tras generación pensando que era malo sentirse mal, triste o experimentar enojo, crecimos prefiriendo la alegría por encima de cualquier otra emoción sin comprender que la tristeza, temor, enojo o desagrado tienen una función y son necesarias en el transcurso de nuestra vida.

Una de las cerezas del pastel es, en la actual entrega la ansiedad una de las nuevas emociones que experimenta Riley, la cual sin duda ha sido la compañera de muchas personas a lo largo de etapas de la vida y a la que muchos hemos tenido tanto miedo de enfrentar escondiéndose debajo del tapete de nuestros más profundos secretos, sin entender que forma parte de nosotros como cualquier otra emoción a la que debemos conocer, reconocer, abrazar y descifrar lo que nos quiere decir.

Recordemos que nada en esta vida es eterno ni los buenos momentos ni los malos, ni las sensaciones placenteras ni las desagradables pero siempre contaremos con este mecanismo de defensa, aprendizaje y crecimiento que nos acompañará toda nuestra vida nuestras emociones, se vale sentirse triste, se vale estar enojado, se vale perder el rumbo, se vale dejarnos y sentir y fluir con esas emociones que nos enseñan con maestría el arte de vivir a plenitud nuestra vida.