/ jueves 18 de abril de 2024

El toque femenino | La magia de los libros 


Recuerdo con mucha nostalgia las caminatas que tenía cuando era chiquita con mi papá, a él le gustaba ir a un paso muy rápido que yo seguía con cierta dificultad mientras me platicaba de mil cosas, en general me contaba cuentos e historias mientras avanzamos sobre la avenida paseo de la reforma cuando nos dirigimos a un restaurante al que yo no perdonaba ir cada semana; se llamaba el Chalet Suizo, donde me encantaba la comida pero más una caja de madera con un cristal enorme donde permanecían inertes unas parejas con trajes típicos suizos que despertaban de su letargo cuando le ponías una moneda de un peso y comenzaban a bailar siguiendo la alegre música que salía de aquella caja mágica.

Ese recorrido, en esas mismas calles, lo hice muchas veces con él pero en una ocasión la plática me gustó más de lo normal en ese momento ya estaría por cumplir 9 años y sin más le dije oye papá quiero que me regales un libro, el siguió caminando apresurado y me dijo claro Nananaty, como él me decía de cariño, ¿qué libro quieres?.

Yo le contesté muy segura, pues El Diario de Ana Frank, el se detuvo en seco, me volteó a ver intentando comprender si había entendido bien, movió la cabeza de un lado a otro e incrédulo me dijo, tú no puedes querer ese libro, no creo que sea adecuado para tu edad, de ¿dónde sacas eso?.

Acaso sabes que ese libro habla de una niña judía, sus padres y otra familia que tuvieron que esconderse en un anexo de un edificio en Holanda, durante la segunda guerra mundial y lo pasaron realmente mal, sin poder moverse ni hacer ningún ruido durante el día para no ser descubiertos.

Si ese, ¡ese es el que quiero!, le contesté emocionada y mucho más deseosa de tenerlo después de saber que él también lo conocía.

Ya habían pasado varios libros por mi mano antes, tales como Mujercitas o Los Tres Mosqueteros, sin embargo ese era el primero que yo pedía y que era según mi pensar de niña, mi primer libro de grandes.

Ese mismo día fuimos a una librería también en Paseo de la Reforma y tuve en mis manos un libro de pasta dura roja, con la sonrisa de Ana Frank en la fotografía de la portada.

Desde el primer momento en que lo abrí me atrapó por completo esa sencilla narración de su día a día dirigida a su Querida Kitty, en el diario regalo por su cumpleaños número 13, al principio describiendo una vida bastante normal para una adolescente y al cabo de unas cuantas páginas el minuto que cambia su destino y el de su familia al recibir un citatorio para un campo de trabajo, para su hermana Margot, lo que adelantó los planes de refugiarse en el que llama “El Edificio de Atrás” durante dos años hasta que son descubiertos y enviados a distintos campos de concentración.

Ese libro, de un momento a otro me mostró una cara que yo desconocía, la barbarie, la maldad y la vileza con la que puede tratar el ser humano a quienes supone inferiores y en contraste la lucha por sobrevivir y la esperanza de que aún y “a pesar de todo la gente es buena de verdad en el fondo de su corazón”, según palabras de la propia Ana Frank.

Ya se aproxima el 23 de abril día en que cada año se conmemora el día mundial del libro en honor a William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra y Garcilaso de la Vega quienes fallecieron ese día en 1616, y aunque hay quienes difieren de las fechas por los distintos calendarios utilizados en la época en Gran Bretaña y España; la Unesco así lo reconoce en su página web, por eso les comparto esta historia ya que tengo muy claro el impacto maravilloso que tiene la lectura en todo ser humano.

Por lo tanto no olvidemos regalar un libro a esas personas especiales en nuestra vida pero sobre todo no olvidemos que aunque la tecnología nos da la oportunidad de descargar un libro en la pantalla una tableta o una computadora nada se compara con tener un libro de verdad en las manos y que es más valioso aún cuando esta dedicado con cariño de puño y letra.