/ domingo 4 de agosto de 2024

El cronistas sanjuanense | El baratillo

Los tianguis o baratillos -por tener a la venta cosas a bajo costo o muy baratos- tienen una historia importante en México. Desde tiempos prehispánicos, luego en la Nueva España y a partir de la Independencia hasta nuestros días, los mercados han sido manifestación cultural que involucra socialmente a los pueblos.

En San Juan del Río, el primer sitio que se sabe ofrecía mercancías fue en el espacio que actualmente ocupa el Jardín de la Familia, que era la antigua plazuela del Sacro Monte y más antes un espacio grande en el que el movimiento de carretas, diligencias y carruajes, así como de cargas, hacían sus maniobras en torno a las Casas Consistoriales y a la casa o colecturía de diezmos del pueblo. En este espacio, que desde el siglo XVI se le nombraba como “la parte pública”, se instalaban mercaderes a ofrecer todo tipo de mercancías a los pobladores y, desde luego, a los viajeros que transitaban hacia la tierra adentro por el Camino Real. Ahí estuvo por unos años, pocos, y después fue trasladado a las afueras del Portal de Reyes, quizá para liberar el terreno debido al movimiento que se daba de viajeros y sobre todo de las cargas que tenían que registrar ante la aduana en este espacio.

Un documento del año 1822, que resguarda el Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río, da cuenta sobre el establecimiento de un nuevo baratillo en el pueblo. Se menciona que el lugar era la “plaza de zacateros” sobre la Calle Real, justo frente al Portal de Reyes. Expresa “Bando municipal sobre el establecimiento de una plaza de factor o baratillo. San Juan del Río, marzo 11 de 1822. Don José Santos Camacho, alcalde constitucional de primera elección y presidente de este Ilustre Ayuntamiento hago saber: Que el mismo Ilustre Cuerpo, queriendo promover por los medios que están a su alcance y en la esfera de mis facultades el ramo de industria, ha tenido presente lo mucho que convendrá establecer una plaza pública de comercio o imitación de la que en la corte se conoce con el nombre de factor y en otros lugares con el de baratillo. Al efecto ha dispuesto que un proyecto que no beneficiará menos al fondo municipal que a los vecinos en particular y a muchos transeúntes por la facilidad de proveerse de algunos efectos necesarios para su camino se realice desde luego, y con este objeto ha estimado el sitio que en la calle real se llama plaza de zacateros, para que se coloquen los cajones que han de formar la figura del factor; y entre tanto que se establece el reglamento que han de sujetarse los interesados, se publica esta disposición para que todo individuo que quiera colocar su puesto ocurra al teniente don Félix de Silva, síndico 1° de la corporación, a quien por ella se ha comisionado para que distribuya el terreno, arregle la colocación de puestos y acuerde provisionalmente con los interesados el precio a que deben sujetarse por el piso que han de ocupar. Sin embargo, de no haberse formado el reglamento, ha dispuesto el Ilustre Ayuntamiento que se observen los siguientes artículos: 1° La hora en que deberá cesar toda clase de comercio en el factor será a la oración de la noche. 2° A esta hora se retirarán todos los concurrentes a sus casas, disolviéndose las reuniones que se hayan congregado en el día. 3° A la misma hora se cerrarán todos los cajones y puestos; y por ningún motivo se abrirán en el resto de la noche. 4° No se permitirán tabernas ni venta de licores prohibidos. 5° Toda bestia que se exponga para su venta, hará constar el comisionado o al nombrado por éste, la facultad de poder vender, caucionando al comprador suficientemente como es verdadero contrato legal. Como esta providencia tiene por objeto e beneficio público, para que se consiga el fin se guardará el mejor orden y la armonía que debe esperarse de ciudadanos pacíficos, y para que llegue a noticia de todos los vecinos, mando que se publique por bando en los parajes acostumbrados.

Para mediados del siglo XIX el baratillo fue sacado del Camino Real y trasladado a un gran terreno que estaba desolado y misérrimo, terroso y sin ningún beneficio popular. Ese espacio mencionado es la actual Plaza Independencia; ahí permaneció el baratillo por más de cien años y se desarrolló entonces el tianguis que se instalaba todos los domingos. Al ser un espacio amplio, con el paso del tiempo este tianguis fue creciendo hasta ocupar todo el terreno.

Fue hasta 1963 que se decidió construir propiamente un primer mercado, que se inauguró el 25 de mayo de aquel año y se le nombró Mercado Reforma, mismo que albergó a los comerciantes del antiguo tianguis de la Plaza Independencia.

Síganme en Facebook: @CronistaSanJuandelRio

Los tianguis o baratillos -por tener a la venta cosas a bajo costo o muy baratos- tienen una historia importante en México. Desde tiempos prehispánicos, luego en la Nueva España y a partir de la Independencia hasta nuestros días, los mercados han sido manifestación cultural que involucra socialmente a los pueblos.

En San Juan del Río, el primer sitio que se sabe ofrecía mercancías fue en el espacio que actualmente ocupa el Jardín de la Familia, que era la antigua plazuela del Sacro Monte y más antes un espacio grande en el que el movimiento de carretas, diligencias y carruajes, así como de cargas, hacían sus maniobras en torno a las Casas Consistoriales y a la casa o colecturía de diezmos del pueblo. En este espacio, que desde el siglo XVI se le nombraba como “la parte pública”, se instalaban mercaderes a ofrecer todo tipo de mercancías a los pobladores y, desde luego, a los viajeros que transitaban hacia la tierra adentro por el Camino Real. Ahí estuvo por unos años, pocos, y después fue trasladado a las afueras del Portal de Reyes, quizá para liberar el terreno debido al movimiento que se daba de viajeros y sobre todo de las cargas que tenían que registrar ante la aduana en este espacio.

Un documento del año 1822, que resguarda el Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río, da cuenta sobre el establecimiento de un nuevo baratillo en el pueblo. Se menciona que el lugar era la “plaza de zacateros” sobre la Calle Real, justo frente al Portal de Reyes. Expresa “Bando municipal sobre el establecimiento de una plaza de factor o baratillo. San Juan del Río, marzo 11 de 1822. Don José Santos Camacho, alcalde constitucional de primera elección y presidente de este Ilustre Ayuntamiento hago saber: Que el mismo Ilustre Cuerpo, queriendo promover por los medios que están a su alcance y en la esfera de mis facultades el ramo de industria, ha tenido presente lo mucho que convendrá establecer una plaza pública de comercio o imitación de la que en la corte se conoce con el nombre de factor y en otros lugares con el de baratillo. Al efecto ha dispuesto que un proyecto que no beneficiará menos al fondo municipal que a los vecinos en particular y a muchos transeúntes por la facilidad de proveerse de algunos efectos necesarios para su camino se realice desde luego, y con este objeto ha estimado el sitio que en la calle real se llama plaza de zacateros, para que se coloquen los cajones que han de formar la figura del factor; y entre tanto que se establece el reglamento que han de sujetarse los interesados, se publica esta disposición para que todo individuo que quiera colocar su puesto ocurra al teniente don Félix de Silva, síndico 1° de la corporación, a quien por ella se ha comisionado para que distribuya el terreno, arregle la colocación de puestos y acuerde provisionalmente con los interesados el precio a que deben sujetarse por el piso que han de ocupar. Sin embargo, de no haberse formado el reglamento, ha dispuesto el Ilustre Ayuntamiento que se observen los siguientes artículos: 1° La hora en que deberá cesar toda clase de comercio en el factor será a la oración de la noche. 2° A esta hora se retirarán todos los concurrentes a sus casas, disolviéndose las reuniones que se hayan congregado en el día. 3° A la misma hora se cerrarán todos los cajones y puestos; y por ningún motivo se abrirán en el resto de la noche. 4° No se permitirán tabernas ni venta de licores prohibidos. 5° Toda bestia que se exponga para su venta, hará constar el comisionado o al nombrado por éste, la facultad de poder vender, caucionando al comprador suficientemente como es verdadero contrato legal. Como esta providencia tiene por objeto e beneficio público, para que se consiga el fin se guardará el mejor orden y la armonía que debe esperarse de ciudadanos pacíficos, y para que llegue a noticia de todos los vecinos, mando que se publique por bando en los parajes acostumbrados.

Para mediados del siglo XIX el baratillo fue sacado del Camino Real y trasladado a un gran terreno que estaba desolado y misérrimo, terroso y sin ningún beneficio popular. Ese espacio mencionado es la actual Plaza Independencia; ahí permaneció el baratillo por más de cien años y se desarrolló entonces el tianguis que se instalaba todos los domingos. Al ser un espacio amplio, con el paso del tiempo este tianguis fue creciendo hasta ocupar todo el terreno.

Fue hasta 1963 que se decidió construir propiamente un primer mercado, que se inauguró el 25 de mayo de aquel año y se le nombró Mercado Reforma, mismo que albergó a los comerciantes del antiguo tianguis de la Plaza Independencia.

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