/ jueves 3 de octubre de 2024

Desde backstage / Un espacio para todos


La inclusión en los conciertos y festivales ha tomado relevancia en años recientes, y la historia de Rock in Rio 2024 es un claro ejemplo de los avances que se están logrando. En su edición más reciente, el festival incluyó intérpretes de lengua de señas, algo que ocurre por primera vez en sus 40 años de historia. Este gesto, aunque aparentemente sencillo, es un paso gigantesco hacia la verdadera inclusión de personas sordas en eventos masivos.

Pero, ¿por qué es importante hablar de inclusión en los conciertos? La respuesta está en la experiencia, pues para millones de personas con discapacidad en el mundo, la música no es solo un sonido, sino una experiencia sensorial que trasciende las barreras físicas.

Este tipo de iniciativas no son solo necesarias, sino urgentes. En México, la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad establece que las personas con discapacidad tienen derecho a acceder en igualdad de condiciones a servicios culturales y recreativos. Sin embargo, en la práctica, muchos eventos en el país siguen sin cumplir con estos principios. ¿Cuántos festivales, conciertos o eventos públicos realmente ofrecen intérpretes de lengua de señas o áreas reservadas para personas con discapacidad? La falta de infraestructura adecuada sigue siendo un gran reto.

Además, aunque la ley mexicana reconoce el derecho a la accesibilidad, muchos de los avances que hemos visto en otros países, como Brasil con su Ley de Inclusión de 2015, aún parecen distantes. Las áreas VIP para personas sordas en Rock in Rio, donde se pudo sentir la vibración de la música, son un ejemplo de cómo es posible transformar la experiencia de un concierto para este grupo de personas. Innovaciones como plataformas o chalecos sensoriales, que permiten a las personas sordas experimentar la música a través de vibraciones, deberían ser la norma y no la excepción.

La inclusión debe ser vista como un derecho y no como un lujo. Los organizadores de eventos en México tienen la responsabilidad de asegurar que todas las personas, independientemente de sus capacidades, puedan disfrutar de la música y la cultura. No es suficiente con solo cumplir con los requisitos mínimos de accesibilidad. Es necesario innovar y, sobre todo, empatizar con aquellos que tradicionalmente han sido excluidos de estas experiencias.

La inclusión en los conciertos no solo beneficia a las personas sordas o con discapacidad, sino que enriquece la experiencia para todos. Como expresó un intérprete en Rock in Rio: “Queremos expresar toda la idea de la canción con nuestras expresiones, con nuestro cuerpo”. Esta forma de vivir la música, de transmitir no solo las letras, sino las emociones, euforias y sentimientos que genera, ofrece una nueva perspectiva para quienes asisten.

Al final, la inclusión no es solo hacer espacio para aquellos que han sido muchas veces marginados, sino expandir la experiencia para todos. En un país donde la música es tan parte de nuestra identidad, ¿no es hora de que realmente todos puedan participar?

Es momento de cuestionarnos como sociedad y exigir más de los organizadores de conciertos en México. La accesibilidad no debería ser una excepción, sino la norma. Tal vez, si tomamos ejemplos como el de Rock in Rio, podamos inspirar a que nuestros eventos se transformen en verdaderos espacios para todas y todos. La inclusión en los espectáculos y eventos culturales, no debe ser una idea futurista, sino una realidad presente.


  • @SoyMarioDuran


La inclusión en los conciertos y festivales ha tomado relevancia en años recientes, y la historia de Rock in Rio 2024 es un claro ejemplo de los avances que se están logrando. En su edición más reciente, el festival incluyó intérpretes de lengua de señas, algo que ocurre por primera vez en sus 40 años de historia. Este gesto, aunque aparentemente sencillo, es un paso gigantesco hacia la verdadera inclusión de personas sordas en eventos masivos.

Pero, ¿por qué es importante hablar de inclusión en los conciertos? La respuesta está en la experiencia, pues para millones de personas con discapacidad en el mundo, la música no es solo un sonido, sino una experiencia sensorial que trasciende las barreras físicas.

Este tipo de iniciativas no son solo necesarias, sino urgentes. En México, la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad establece que las personas con discapacidad tienen derecho a acceder en igualdad de condiciones a servicios culturales y recreativos. Sin embargo, en la práctica, muchos eventos en el país siguen sin cumplir con estos principios. ¿Cuántos festivales, conciertos o eventos públicos realmente ofrecen intérpretes de lengua de señas o áreas reservadas para personas con discapacidad? La falta de infraestructura adecuada sigue siendo un gran reto.

Además, aunque la ley mexicana reconoce el derecho a la accesibilidad, muchos de los avances que hemos visto en otros países, como Brasil con su Ley de Inclusión de 2015, aún parecen distantes. Las áreas VIP para personas sordas en Rock in Rio, donde se pudo sentir la vibración de la música, son un ejemplo de cómo es posible transformar la experiencia de un concierto para este grupo de personas. Innovaciones como plataformas o chalecos sensoriales, que permiten a las personas sordas experimentar la música a través de vibraciones, deberían ser la norma y no la excepción.

La inclusión debe ser vista como un derecho y no como un lujo. Los organizadores de eventos en México tienen la responsabilidad de asegurar que todas las personas, independientemente de sus capacidades, puedan disfrutar de la música y la cultura. No es suficiente con solo cumplir con los requisitos mínimos de accesibilidad. Es necesario innovar y, sobre todo, empatizar con aquellos que tradicionalmente han sido excluidos de estas experiencias.

La inclusión en los conciertos no solo beneficia a las personas sordas o con discapacidad, sino que enriquece la experiencia para todos. Como expresó un intérprete en Rock in Rio: “Queremos expresar toda la idea de la canción con nuestras expresiones, con nuestro cuerpo”. Esta forma de vivir la música, de transmitir no solo las letras, sino las emociones, euforias y sentimientos que genera, ofrece una nueva perspectiva para quienes asisten.

Al final, la inclusión no es solo hacer espacio para aquellos que han sido muchas veces marginados, sino expandir la experiencia para todos. En un país donde la música es tan parte de nuestra identidad, ¿no es hora de que realmente todos puedan participar?

Es momento de cuestionarnos como sociedad y exigir más de los organizadores de conciertos en México. La accesibilidad no debería ser una excepción, sino la norma. Tal vez, si tomamos ejemplos como el de Rock in Rio, podamos inspirar a que nuestros eventos se transformen en verdaderos espacios para todas y todos. La inclusión en los espectáculos y eventos culturales, no debe ser una idea futurista, sino una realidad presente.


  • @SoyMarioDuran