La industria musical ha experimentado una transformación radical gracias al auge de la música en streaming. Plataformas como Spotify, YouTube y Apple Music han cambiado la manera en que la consumimos, ofreciendo acceso instantáneo a vastas bibliotecas de canciones por una tarifa mensual asequible. Antes de esta era, escuchar piezas nuevas requería comprar CDs, descargar archivos o sintonizar estaciones de radio. Ahora, con estos servicios los oyentes tienen al alcance de un clic millones de canciones de todos los géneros, épocas y regiones del mundo.
Sin embargo, en paralelo con esta revolución digital, los conciertos de festivales han ganado una relevancia sin precedentes, consolidándose como un elemento clave tanto para los artistas como para los fanáticos.
Un complemento indispensable
La música en streaming ha permitido a los artistas llegar a audiencias globales con una facilidad nunca antes vista. Sin embargo, esta accesibilidad también ha generado un mercado saturado, donde destacar se ha vuelto cada vez más desafiante. Aquí es donde los conciertos de festivales juegan un papel crucial. Estos eventos proporcionan una plataforma para que los artistas se conecten directamente con su audiencia, ofreciendo experiencias en vivo que no pueden replicarse digitalmente. La interacción personal y la energía de una presentación en vivo fortalecen el vínculo entre el artista y sus seguidores, convirtiendo a los asistentes en fanáticos apasionados.
El impacto conómico
De acuerdo con el informe Global Entertainment and Media Outlook de PwC, los ingresos mundiales de la música en directo casi volvieron a los niveles anteriores a la pandemia en 2022, superando los 2 mil millones de dólares y se calcula que crecerán hasta los 28 mil millones en 2027. De hecho, los datos de Pollstar sugieren que solo las giras del año pasado de Taylor Swift, Beyoncé y Bruce Springsteen fueron responsables del 10% de estos ingresos. Curiosamente, siete de los ocho festivales con mayor recaudación se ubican en América, donde México y Estados Unidos ocupan seis de los ocho puestos.
Para los artistas, los conciertos de festivales representan una fuente significativa de ingresos, especialmente en una era donde las ganancias por ventas de discos han disminuido fuertemente. Los festivales no solo pagan bien a los artistas por sus actuaciones, sino que también brindan oportunidades para la venta de merchandising y otros productos relacionados. Además, la exposición mediática y la cobertura en redes sociales que generan actúan como una promoción masiva, ayudando a incrementar reproducciones en plataformas y a atraer nuevos seguidores.
Un futuro prometedor
Es claro que los festivales seguirán siendo un pilar importante en la promoción de nuevos talentos y en la consolidación de artistas consagrados. Además, con el creciente enfoque en la sostenibilidad, muchos festivales están adoptando prácticas ecológicas, atrayendo a un público cada vez más consciente del medio ambiente.
La sinergia entre la distribución digital y los festivales crea un ecosistema donde ambos elementos se complementan perfectamente. Mientras que el streaming permite a los artistas llegar a audiencias globales y diversificadas, los festivales fortalecen esa conexión con actuaciones en vivo que dejan una impresión duradera en los fans.
Vive Latino, Bahidora, Ceremonia, Pa´l Norte, y en Querétaro el Pulso, Holi Festival o el City, por mencionar algunos, son pilares fundamentales en la escena. Estos festivales ofrecen experiencias únicas que emocionan a sus asistentes, creando espacios de celebración y conexión incomparables. Además, funcionan como plataformas donde las empresas continúan innovando, proponiendo ideas creativas y mejorando constantemente. Esta dedicación asegura que cada año la magia de la música en vivo se renueve, generando nuevas posibilidades, conceptos y experiencias para todos los amantes de la música.
- @SoyMarioDuran