/ viernes 18 de octubre de 2024

Contraluz / Don Gonzalo Río 


Aunque oriundo de Puebla don Gonzalo Río Arronte dejó profunda huella en Querétaro, especialmente en San Juan del Río y

Tequisquiapan, por su enorme contribución al desarrollo de la entidad. Contribución que realizó alejado de reflectores, con profunda discreción, casi secrecía, y que hoy, a 25 años de su fallecimiento, continúa dando frutos.

Para hablar de don Gonzalo habrá que adentrarse en vuelo inverso en el México de principios de los años 50 del siglo anterior.

Precisamente el 5 de febrero de 1950 el entonces presidente Miguel Alemán inauguró, tras décadas de trabajo, la carretera Panamericana Cristóbal Colón –de Ciudad Juárez hasta El Ocotal, Chiapas- con lo que quedaba integrada la ruta continental que va desde Alaska hasta Tierra de Fuego, Argentina.

Hubo entonces grandes celebraciones e incluso se celebró durante cinco años (1950-1954) la famosa Carrera Panamericana con los más destacados pilotos como Fangio, Maglioili, Taruffi, Bonetto –que falleció en un accidente en Silao- y otros más.

Posteriormente, el 1 de noviembre de 1958 el presidente Adolfo Ruiz Cortines inauguró en San Juan del Río la Carretera Federal 57 cuyo trayecto sería de la Ciudad de México a Piedras Negras, Coahuila, cruzando nueve estados.

A diferencia del Camino Real y la Panamericana, esta ruta no entraría a San Juan por Avenida Juárez, sino que vadearía el centro de la ciudad por la parte alta de la periferia sur sacando de la población el paso de los transportes por la nueva autopista.

Por ello, a partir de los años sesenta, el paso de vehículos por la Avenida Juárez o Panamericana disminuyó. Primero, se fueron los transportes de carga; y después fueron los autobuses de pasajeros y demás quedando la ciudad ya no de paso sino a vista de pájaro de los que iban a destinos del norte y occidente del país. Ello causó demérito económico, comercial, turístico y hasta psicológico.

En ese ínterin surgieron poco después en haciendas debidamente adaptadas lo hoteles de Galindo y San Gil. Se consolidó el hotel La Paloma y se estrenó el Mercado Reforma, pero sobre todo se buscó alentar con decisión la industria cuyo auge arrancó en la década de los sesenta con un programa que facilitó a las empresas el establecimiento de sus fábricas en la recién fundada zona industrial a la que se le llamó “Valle de Oro”, zona que se instaló en 400 hectáreas de los parajes de San Juan y Santa Cruz. Ahí se establecieron fábricas textiles, de vinos, quesos y otras de los más diversos ramos incluidas papeleras, metalmecánicas y electrónicas.

Fue en esa etapa donde emergió para Querétaro, especialmente San Juan del Río y Tequisquiapan, don Gonzalo Río Arronte, industrial, empresario, inversionista y filántropo poblano.

Don Gonzalo había nacido el 10 de enero de 1912 en el seno de una próspera familia poblana en Atlixco.

Sus padres fueron Valentín Río López, asturiano, y Concepción Arronte Guzmán, hija de español y mexicana.

Muy pequeño estuvo un tiempo en San Antonio, Texas, Estados Unidos con su mamá y hermanas al estallar la Revolución.

Tranquilizados los afanes y establecido el nuevo gobierno Gonzalo su madre y hermanas retornaron a México. A los 17 años entró a trabajar a la fábrica La Perla, propiedad de Manuel Fernández Lizama, amigo de su padre. La fábrica producía dulces y chocolates.

En 1931, Gonzalo dejó La Perla y solicitó empleo en el área de ventas a otro amigo de su padre, Miguel Moragues, quien era dueño de otra fábrica de dulces, La Palma. Con él, conoció el mundo de la comercialización, distribución y mercado de la industria del dulce. A los 23 años, en 1935 Gonzalo Río decidió independizarse y abrir una tienda y un pequeño taller de dulces.

En poco tiempo fábrica aumentó su producción, creció el número de empleados y diversificó su oferta con otros dulces y chocolates que aparecieron en los escaparates de las tiendas con el sello de marca registrada Luxus.

Ya con reconocido éxito regional se unió al grupo fundador del según do Club Rotario de Puebla.

El 2 de mayo de 1937, con 25 años, don Gonzalo contrajo nupcias con doña Enriqueta Lichtle Hug, de origen alsaciano.

De este matrimonio nacieron en Puebla: Enriqueta, Teresita, María de la Paz, Gonzalo y Susana. Posteriormente Ana María nacería en la Ciudad de México.

Ya en ese entonces don Gonzalo Río Arronte expresaba su respaldo y empatía con grupos empresariales que pugnaban por la necesidad de impulsar la industrialización de México y bajo su liderazgo, los industriales poblanos de la transformación, se agruparon para crear la delegación en Puebla de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CNIT).

El 11 de abril de 1942 se llevó a cabo la inauguración de su nueva fábrica Luxus en Av. 16 Oriente Número 210.

Para ese tiempo el contexto económico había cambiado por la Segunda Guerra Mundial, cuestión que don Gonzalo Río Arronte advirtió con oportunidad al demandar el mercado interno y sobre todo el sector exportador de mayores volúmenes de alimentos y bebidas, incluidos chocolates y dulces.

La prosperidad del negocio de los dulces y chocolates Luxus en Puebla y su excelente acogida lo convencieron de escalar su empresa y trasladarla a la Ciudad de México.

En 1947, Río Arronte con sólo 35 años, había formado ya una familia, y estaba bien informado sobre el crecimiento acelerado de la industria alimentaria. Fue entonces cuando para promover los productos de su marca, estructuró una estrategia de comunicación publicitaria a nivel nacional en radio y la televisión.

En la XEW, Río Arronte patrocinaba a través de Luxus un programa que se transmitía todos los días a las seis de la tarde. Después, en la entonces joven empresa televisiva Telesistema Mexicano, los dulces y chocolates Luxus patrocinaron el programa de aficionados Arte y Destreza, conducido por Pepe Alameda y producido por Chucho Elizarrarás.

Paralelamente a su actividad empresarial, don Gonzalo Río Arronte dedicó amplios recursos económicos y grandes esfuerzos filantrópicos al apoyo de diversas instituciones sociales, educativas y de salud, públicas o privadas, que consideraba eran esenciales para el desarrollo de México.

Como ejemplo baste citar que preocupado por los problemas de salud generados por la disposición de las aguas a cielo abierto, Río Arronte realizó un importante donativo para ejecutar las obras de alcantarillado y drenaje de la diagonal Defensores de la República en la zona metropolitana de Puebla. En agradecimiento, el 22 de enero de 1963, el Cabildo poblano le otorgó el título de Ciudadano Ejemplar. En ese año don Gonzalo aceptó la oferta que le hizo la empresa estadunidense Anderson Clayton & Co. Para comprar Luxus y los derechos comerciales de la misma, mientras que las instalaciones de la fábrica continuarían siendo de su propiedad. Fue entonces cuando a los 51 años Río Arronte fue atraído por las oportunidades del mercado inmobiliario industrial y los desafíos del mercado de valores de México. Además, decidió que, en esta nueva etapa de su vida, dedicaría mucho mayores esfuerzos a sus labores filantrópicas.

Fue entonces cuando decidió invertir de manera importante en las zonas industriales de Vallejo en la Ciudad de México y en San Juan del Río –Valle de Oro- y Tequisquiapan.

Con su advenimiento, al igual que el de otros varios destacados industriales, despegó en San Juan del Río el auge industrial. Pero no sólo eso, sino que desde entonces don Gonzalo colaboró con distintas obras y trabajos gubernamentales en materia de agua potable, urbanización, educación y salud, como pudieron constatar y agradecer, alcaldes de San Juan como Manuel Suárez Muñoz y Enrique Burgos García.

De igual manera, desde finales de la década de los sesenta y principios de los setenta, don Gonzalo incursionó con éxito en el mercado de valores.

Desde entonces realizó importantes donaciones en terrenos, obras y construcciones a la Ciudad de México, a Querétaro, Puebla, San Juan del Río, Tequisquiapan, Sedena… Mención especial merece el Tecnológico de Monterrey al que respaldó con importante donativo para que iniciara en 1975 sus actividades académicas en nuestra ciudad; asimismo sentó las bases para que se fundara en 2007 la Universidad Tecmilenio Campus Querétaro.

En noviembre de 1986, don Gonzalo donó más de 40 millones de pesos para ampliar las instalaciones de la Universidad Autónoma de Querétaro.

Ese mismo año, el 20 de diciembre de 1986, el Colegio La Salle de San Juan del Río reconoció la generosidad de Don Gonzalo Río Arronte para construir una escuela secundaria.

Paralelamente sus apoyos a instituciones de salud y educativas continuaban en otros ámbitos: vale anotar por citar sólo dos ejemplos que don Gonzalo Río Arronte donó la Unidad de Terapia Intensiva y el equipamiento de un quirófano, al Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán. Asimismo, otorgó un donativo al Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez para la remodelación del área de cirugía y gamágrafo anexo al departamento de medicina nuclear. En septiembre de 1986, Enriqueta Lichtle, su primera esposa, murió.

Un año después, Río Arronte contrajo matrimonio con Virginia González Ruiz quien lo acompañó en la última etapa de su vida y entendió la decisión de don Gonzalo de crear una gran fundación filantrópica, proyecto que inició en 1990, cuando contaba con 78 años de edad.

Don Gonzalo Río Arronte, empresario, industrial, filántropo, queretano non por elección y por adopción, fue un hombre sano y de hábitos saludables, sin embargo, en 1990 sufrió un accidente cerebral que con el tiempo le acarreó consecuencias que deterioraron paulatinamente su salud. Falleció a los 87 años, el 21 de agosto de 1999, en la ciudad de México, arropado por la gratitud sonora… y también silenciosa de miles de mexicanos y queretanos a quienes sirvió sin apenas asomar su sonrisa.


Aunque oriundo de Puebla don Gonzalo Río Arronte dejó profunda huella en Querétaro, especialmente en San Juan del Río y

Tequisquiapan, por su enorme contribución al desarrollo de la entidad. Contribución que realizó alejado de reflectores, con profunda discreción, casi secrecía, y que hoy, a 25 años de su fallecimiento, continúa dando frutos.

Para hablar de don Gonzalo habrá que adentrarse en vuelo inverso en el México de principios de los años 50 del siglo anterior.

Precisamente el 5 de febrero de 1950 el entonces presidente Miguel Alemán inauguró, tras décadas de trabajo, la carretera Panamericana Cristóbal Colón –de Ciudad Juárez hasta El Ocotal, Chiapas- con lo que quedaba integrada la ruta continental que va desde Alaska hasta Tierra de Fuego, Argentina.

Hubo entonces grandes celebraciones e incluso se celebró durante cinco años (1950-1954) la famosa Carrera Panamericana con los más destacados pilotos como Fangio, Maglioili, Taruffi, Bonetto –que falleció en un accidente en Silao- y otros más.

Posteriormente, el 1 de noviembre de 1958 el presidente Adolfo Ruiz Cortines inauguró en San Juan del Río la Carretera Federal 57 cuyo trayecto sería de la Ciudad de México a Piedras Negras, Coahuila, cruzando nueve estados.

A diferencia del Camino Real y la Panamericana, esta ruta no entraría a San Juan por Avenida Juárez, sino que vadearía el centro de la ciudad por la parte alta de la periferia sur sacando de la población el paso de los transportes por la nueva autopista.

Por ello, a partir de los años sesenta, el paso de vehículos por la Avenida Juárez o Panamericana disminuyó. Primero, se fueron los transportes de carga; y después fueron los autobuses de pasajeros y demás quedando la ciudad ya no de paso sino a vista de pájaro de los que iban a destinos del norte y occidente del país. Ello causó demérito económico, comercial, turístico y hasta psicológico.

En ese ínterin surgieron poco después en haciendas debidamente adaptadas lo hoteles de Galindo y San Gil. Se consolidó el hotel La Paloma y se estrenó el Mercado Reforma, pero sobre todo se buscó alentar con decisión la industria cuyo auge arrancó en la década de los sesenta con un programa que facilitó a las empresas el establecimiento de sus fábricas en la recién fundada zona industrial a la que se le llamó “Valle de Oro”, zona que se instaló en 400 hectáreas de los parajes de San Juan y Santa Cruz. Ahí se establecieron fábricas textiles, de vinos, quesos y otras de los más diversos ramos incluidas papeleras, metalmecánicas y electrónicas.

Fue en esa etapa donde emergió para Querétaro, especialmente San Juan del Río y Tequisquiapan, don Gonzalo Río Arronte, industrial, empresario, inversionista y filántropo poblano.

Don Gonzalo había nacido el 10 de enero de 1912 en el seno de una próspera familia poblana en Atlixco.

Sus padres fueron Valentín Río López, asturiano, y Concepción Arronte Guzmán, hija de español y mexicana.

Muy pequeño estuvo un tiempo en San Antonio, Texas, Estados Unidos con su mamá y hermanas al estallar la Revolución.

Tranquilizados los afanes y establecido el nuevo gobierno Gonzalo su madre y hermanas retornaron a México. A los 17 años entró a trabajar a la fábrica La Perla, propiedad de Manuel Fernández Lizama, amigo de su padre. La fábrica producía dulces y chocolates.

En 1931, Gonzalo dejó La Perla y solicitó empleo en el área de ventas a otro amigo de su padre, Miguel Moragues, quien era dueño de otra fábrica de dulces, La Palma. Con él, conoció el mundo de la comercialización, distribución y mercado de la industria del dulce. A los 23 años, en 1935 Gonzalo Río decidió independizarse y abrir una tienda y un pequeño taller de dulces.

En poco tiempo fábrica aumentó su producción, creció el número de empleados y diversificó su oferta con otros dulces y chocolates que aparecieron en los escaparates de las tiendas con el sello de marca registrada Luxus.

Ya con reconocido éxito regional se unió al grupo fundador del según do Club Rotario de Puebla.

El 2 de mayo de 1937, con 25 años, don Gonzalo contrajo nupcias con doña Enriqueta Lichtle Hug, de origen alsaciano.

De este matrimonio nacieron en Puebla: Enriqueta, Teresita, María de la Paz, Gonzalo y Susana. Posteriormente Ana María nacería en la Ciudad de México.

Ya en ese entonces don Gonzalo Río Arronte expresaba su respaldo y empatía con grupos empresariales que pugnaban por la necesidad de impulsar la industrialización de México y bajo su liderazgo, los industriales poblanos de la transformación, se agruparon para crear la delegación en Puebla de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CNIT).

El 11 de abril de 1942 se llevó a cabo la inauguración de su nueva fábrica Luxus en Av. 16 Oriente Número 210.

Para ese tiempo el contexto económico había cambiado por la Segunda Guerra Mundial, cuestión que don Gonzalo Río Arronte advirtió con oportunidad al demandar el mercado interno y sobre todo el sector exportador de mayores volúmenes de alimentos y bebidas, incluidos chocolates y dulces.

La prosperidad del negocio de los dulces y chocolates Luxus en Puebla y su excelente acogida lo convencieron de escalar su empresa y trasladarla a la Ciudad de México.

En 1947, Río Arronte con sólo 35 años, había formado ya una familia, y estaba bien informado sobre el crecimiento acelerado de la industria alimentaria. Fue entonces cuando para promover los productos de su marca, estructuró una estrategia de comunicación publicitaria a nivel nacional en radio y la televisión.

En la XEW, Río Arronte patrocinaba a través de Luxus un programa que se transmitía todos los días a las seis de la tarde. Después, en la entonces joven empresa televisiva Telesistema Mexicano, los dulces y chocolates Luxus patrocinaron el programa de aficionados Arte y Destreza, conducido por Pepe Alameda y producido por Chucho Elizarrarás.

Paralelamente a su actividad empresarial, don Gonzalo Río Arronte dedicó amplios recursos económicos y grandes esfuerzos filantrópicos al apoyo de diversas instituciones sociales, educativas y de salud, públicas o privadas, que consideraba eran esenciales para el desarrollo de México.

Como ejemplo baste citar que preocupado por los problemas de salud generados por la disposición de las aguas a cielo abierto, Río Arronte realizó un importante donativo para ejecutar las obras de alcantarillado y drenaje de la diagonal Defensores de la República en la zona metropolitana de Puebla. En agradecimiento, el 22 de enero de 1963, el Cabildo poblano le otorgó el título de Ciudadano Ejemplar. En ese año don Gonzalo aceptó la oferta que le hizo la empresa estadunidense Anderson Clayton & Co. Para comprar Luxus y los derechos comerciales de la misma, mientras que las instalaciones de la fábrica continuarían siendo de su propiedad. Fue entonces cuando a los 51 años Río Arronte fue atraído por las oportunidades del mercado inmobiliario industrial y los desafíos del mercado de valores de México. Además, decidió que, en esta nueva etapa de su vida, dedicaría mucho mayores esfuerzos a sus labores filantrópicas.

Fue entonces cuando decidió invertir de manera importante en las zonas industriales de Vallejo en la Ciudad de México y en San Juan del Río –Valle de Oro- y Tequisquiapan.

Con su advenimiento, al igual que el de otros varios destacados industriales, despegó en San Juan del Río el auge industrial. Pero no sólo eso, sino que desde entonces don Gonzalo colaboró con distintas obras y trabajos gubernamentales en materia de agua potable, urbanización, educación y salud, como pudieron constatar y agradecer, alcaldes de San Juan como Manuel Suárez Muñoz y Enrique Burgos García.

De igual manera, desde finales de la década de los sesenta y principios de los setenta, don Gonzalo incursionó con éxito en el mercado de valores.

Desde entonces realizó importantes donaciones en terrenos, obras y construcciones a la Ciudad de México, a Querétaro, Puebla, San Juan del Río, Tequisquiapan, Sedena… Mención especial merece el Tecnológico de Monterrey al que respaldó con importante donativo para que iniciara en 1975 sus actividades académicas en nuestra ciudad; asimismo sentó las bases para que se fundara en 2007 la Universidad Tecmilenio Campus Querétaro.

En noviembre de 1986, don Gonzalo donó más de 40 millones de pesos para ampliar las instalaciones de la Universidad Autónoma de Querétaro.

Ese mismo año, el 20 de diciembre de 1986, el Colegio La Salle de San Juan del Río reconoció la generosidad de Don Gonzalo Río Arronte para construir una escuela secundaria.

Paralelamente sus apoyos a instituciones de salud y educativas continuaban en otros ámbitos: vale anotar por citar sólo dos ejemplos que don Gonzalo Río Arronte donó la Unidad de Terapia Intensiva y el equipamiento de un quirófano, al Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán. Asimismo, otorgó un donativo al Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez para la remodelación del área de cirugía y gamágrafo anexo al departamento de medicina nuclear. En septiembre de 1986, Enriqueta Lichtle, su primera esposa, murió.

Un año después, Río Arronte contrajo matrimonio con Virginia González Ruiz quien lo acompañó en la última etapa de su vida y entendió la decisión de don Gonzalo de crear una gran fundación filantrópica, proyecto que inició en 1990, cuando contaba con 78 años de edad.

Don Gonzalo Río Arronte, empresario, industrial, filántropo, queretano non por elección y por adopción, fue un hombre sano y de hábitos saludables, sin embargo, en 1990 sufrió un accidente cerebral que con el tiempo le acarreó consecuencias que deterioraron paulatinamente su salud. Falleció a los 87 años, el 21 de agosto de 1999, en la ciudad de México, arropado por la gratitud sonora… y también silenciosa de miles de mexicanos y queretanos a quienes sirvió sin apenas asomar su sonrisa.