Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz 1992 estuvo en Querétaro, particularmente en la Universidad Autónoma de Querétaro. Su visita movió corazones; su claridad de mente y su sabiduría de vida fueron recibidos con esperanza por cientos de personas que la escucharon.
La Dra. Menchú se presentó en dos eventos el día 8 de noviembre. El primero fue la inauguración del Foro Ciencia en Acción: Construyendo Paz y Desarrollo Social, en donde habló ampliamente de Cultura de Paz. Enfrente de un público compuesto por docentes, niñas y niños de primaria, jóvenes estudiantes, madres y padres de familia, integrantes de los pueblos indígenas, ávidos por escucharla, tocó temas de educación para la paz, acción colectiva y compromiso personal, desigualdades humanas y deshumanización, legado de paz y ciencia al servicio de la humanidad, educación integral y mediación de conflictos, importancia de la diversidad y alianzas para la paz.
Por la tarde, teniendo como escenario la maravillosa Aula Forense de la Facultad de Derecho, participó en el Coloquio sobre Derechos Humanos y rescate de lenguas y tradiciones de los pueblos indígenas junto con el Dr. Ewald Hekking, el investigador y lingüista más destacado de nuestras filas universitarias, quien ha dedicado casi cuatro décadas de su vida al rescate y difusión del hñäñho; la Dra. Ana Alonso -ambos de la Facultad de Filosofía de la UAQ- y la Mtra. María Nieto de la Facultad de Derecho. Los temas principales fueron la necesidad del reconocimiento de los sistemas indígenas, identificar sus particularidades, la urgencia de alcanzar acuerdos al interior de instituciones como las universidades y el respeto a las lenguas y tradiciones.
Con su presencia y al abordar temas sin duda de tanta relevancia en la agenda política actual de México y el mundo, la Dra. Rigoberta nos dejó un poderoso mensaje de paz que motivó a muchas personas y que además permitió iniciar lazos de colaboración, cuyos frutos seguramente estaremos viendo en los próximos meses.
Sin embargo, apenas se estaban disolviendo los ecos de una visita tan memorable para la Universidad y para el estado, cuando la noche del sábado 9 de noviembre tuvo lugar un hecho insólito de violencia que hasta ahora resultaba ajeno a la realidad pacífica de nuestra ciudad y que, de improviso, nos hizo ver lo vulnerables que somos ante acciones criminales.
Asumir nuestra responsabilidad como individuos es indispensable para defender la paz en nuestro entorno y exigir las autoridades hagan lo que les corresponde.
Caminaremos por la paz este sábado 16 de noviembre pues no podemos quedar paralizados, porque es la sociedad organizada la que puede lograr los cambios, porque somos resilientes y porque queremos un país en paz para nuestras y nuestros hijos, para nuestras y nuestros nietos y quienes nos sigan. De forma decidida, a pesar del temor, decimos con firmeza que no nos robarán la paz.