/ jueves 8 de agosto de 2024

Ciencia y sociedad | CORESU: la Universidad al servicio de la sociedad


Han pasado ya nueve años desde que la ONU publicara y estableciera los 17 Objetivos y Metas de Desarrollo Sostenible (ODS), como parte de la Agenda 2030. A nivel mundial, estos ODS se han convertido en la meta y el estándar de oro de las acciones que los diferentes actores sociales deberían poner en marcha para conseguir el desarrollo de políticas que aborden de manera colaborativa las problemáticas globales.

En este contexto, la responsabilidad de las universidades no debe ni puede limitarse a la enseñanza y a la investigación. Hoy en día, las instituciones de educación superior representan un papel crucial como promotores de cambio en la sociedad. Un ejemplo de este compromiso social es el Corredor Estatal para la Sustentabilidad (CORESU) de la Universidad Autónoma de Querétaro, un proyecto que se erige como un modelo de colaboración, investigación y acción hacia el desarrollo sostenible no únicamente a nivel estatal, sino también internacional.

El CORESU, con sus siete Centros Nodales de Formación para la Sustentabilidad, es un proyecto multi e interdisciplinar cuyo objetivo es unir esfuerzos de la triple hélice: academia, gobierno y sector privado, para impulsar el desarrollo sostenible en los diferentes municipios de la entidad; siendo, además, el único proyecto de la UAQ que tiene injerencia en los 18 municipios queretanos, a través de sus diferentes campus y planteles regionales.

Este ambicioso proyecto se enfoca en tres ejes fundamentales: gestión del agua, cambio climático y biodiversidad, y economía circular; con estrategias y aplicaciones vinculadas de manera estrecha con uno o varios ODS. Los resultados obtenidos a lo largo de estos dos años por los Centros Nodales de CORESU son un testimonio claro del impacto positivo que generan las instituciones de educación pública cuando asumen un rol proactivo en las diferentes problemáticas de la sociedad. Desde el asesoramiento a productores locales y la transferencia tecnológica a familias, hasta la instauración de un Museo del Agua y la capacitación de más de 100 productores locales, el Corredor está transformando de manera tangible vidas y entornos.

En este sentido, el CN Arroyo Seco-Jalpan-Landa ha trabajado en ecotecnias y la operación de seis áreas demostrativas, fomentando la sostenibilidad de la región. Mientras tanto, el CN Pinal-Peñamiller ha centrado sus esfuerzos en la conservación de la biodiversidad y la mejora de la infraestructura del campus, promoviendo un ambiente más verde y sostenible.

La labor del CN Querétaro- Corregidora en la evaluación ambiental de la presa El Batán y la reforestación del río El Pueblito demuestra como la universidad puede liderar iniciativas de educación ambiental y restauración ecológica. Acciones que no únicamente benefician al medio ambiente, sino que también generan conciencia en la sociedad sobre la importancia de las acciones de sostenibilidad. Así mismo, el CN Amealco-Huimilpan ha desarrollado una red de conocimiento sobre el manejo de agua y un programa de intercambio de saberes en adaptación al cambio climático, vinculándose con grupos locales de mujeres y fomentando emprendimientos locales.

El trabajo colaborativo del CN Caderyeta-Tolimán y sus métodos alternativos para el cultivo y la economía social, así como las acciones del CN San Juan del Río- Tequisquiapan en fomentar la economía circular, muestran que la sostenibilidad puede y debe integrarse en todas las facetas de la vida comunitaria y económica. Además, el CN Amazcala- Pedro Escobedo está contribuyendo a la creación de modelos replicables de sostenibilidad.

Al enfrentar, a través de diferentes acciones y estrategias los desafíos actuales del cambio climático, la gestión del agua y la economía circular, los equipos universitarios conformados por investigadores, académicos y administrativos de la UAQ demuestran que el conocimiento científico y la vinculación con las comunidades son poderosas herramientas de cambio; sobre todo en un planeta al que le urge un presente y un futuro más sostenible, inclusivo y colaborativo.

El CORESU es más que un proyecto universitario: es un ejemplo de cómo las universidades pueden y deben asumir un papel activo en el cambio que deseamos ver en la sociedad.


*Con la colaboración de Lorena Alcalá


Han pasado ya nueve años desde que la ONU publicara y estableciera los 17 Objetivos y Metas de Desarrollo Sostenible (ODS), como parte de la Agenda 2030. A nivel mundial, estos ODS se han convertido en la meta y el estándar de oro de las acciones que los diferentes actores sociales deberían poner en marcha para conseguir el desarrollo de políticas que aborden de manera colaborativa las problemáticas globales.

En este contexto, la responsabilidad de las universidades no debe ni puede limitarse a la enseñanza y a la investigación. Hoy en día, las instituciones de educación superior representan un papel crucial como promotores de cambio en la sociedad. Un ejemplo de este compromiso social es el Corredor Estatal para la Sustentabilidad (CORESU) de la Universidad Autónoma de Querétaro, un proyecto que se erige como un modelo de colaboración, investigación y acción hacia el desarrollo sostenible no únicamente a nivel estatal, sino también internacional.

El CORESU, con sus siete Centros Nodales de Formación para la Sustentabilidad, es un proyecto multi e interdisciplinar cuyo objetivo es unir esfuerzos de la triple hélice: academia, gobierno y sector privado, para impulsar el desarrollo sostenible en los diferentes municipios de la entidad; siendo, además, el único proyecto de la UAQ que tiene injerencia en los 18 municipios queretanos, a través de sus diferentes campus y planteles regionales.

Este ambicioso proyecto se enfoca en tres ejes fundamentales: gestión del agua, cambio climático y biodiversidad, y economía circular; con estrategias y aplicaciones vinculadas de manera estrecha con uno o varios ODS. Los resultados obtenidos a lo largo de estos dos años por los Centros Nodales de CORESU son un testimonio claro del impacto positivo que generan las instituciones de educación pública cuando asumen un rol proactivo en las diferentes problemáticas de la sociedad. Desde el asesoramiento a productores locales y la transferencia tecnológica a familias, hasta la instauración de un Museo del Agua y la capacitación de más de 100 productores locales, el Corredor está transformando de manera tangible vidas y entornos.

En este sentido, el CN Arroyo Seco-Jalpan-Landa ha trabajado en ecotecnias y la operación de seis áreas demostrativas, fomentando la sostenibilidad de la región. Mientras tanto, el CN Pinal-Peñamiller ha centrado sus esfuerzos en la conservación de la biodiversidad y la mejora de la infraestructura del campus, promoviendo un ambiente más verde y sostenible.

La labor del CN Querétaro- Corregidora en la evaluación ambiental de la presa El Batán y la reforestación del río El Pueblito demuestra como la universidad puede liderar iniciativas de educación ambiental y restauración ecológica. Acciones que no únicamente benefician al medio ambiente, sino que también generan conciencia en la sociedad sobre la importancia de las acciones de sostenibilidad. Así mismo, el CN Amealco-Huimilpan ha desarrollado una red de conocimiento sobre el manejo de agua y un programa de intercambio de saberes en adaptación al cambio climático, vinculándose con grupos locales de mujeres y fomentando emprendimientos locales.

El trabajo colaborativo del CN Caderyeta-Tolimán y sus métodos alternativos para el cultivo y la economía social, así como las acciones del CN San Juan del Río- Tequisquiapan en fomentar la economía circular, muestran que la sostenibilidad puede y debe integrarse en todas las facetas de la vida comunitaria y económica. Además, el CN Amazcala- Pedro Escobedo está contribuyendo a la creación de modelos replicables de sostenibilidad.

Al enfrentar, a través de diferentes acciones y estrategias los desafíos actuales del cambio climático, la gestión del agua y la economía circular, los equipos universitarios conformados por investigadores, académicos y administrativos de la UAQ demuestran que el conocimiento científico y la vinculación con las comunidades son poderosas herramientas de cambio; sobre todo en un planeta al que le urge un presente y un futuro más sostenible, inclusivo y colaborativo.

El CORESU es más que un proyecto universitario: es un ejemplo de cómo las universidades pueden y deben asumir un papel activo en el cambio que deseamos ver en la sociedad.


*Con la colaboración de Lorena Alcalá