Donald Trump lo hizo de nuevo, no solo ganó las elecciones presidenciales en los Estados Unidos sino que le dio al partido republicano la mayoría en ambas cámaras y el triunfo en el voto popular por primera vez en veinte años.
Poco le importó al electorado que se tratara de un delincuente convicto -el primero que llega a la Casa Blanca-, que todavía esté esperando una sentencia, que enfrente 34 cargos criminales, 2 casos pendientes, 2 destituciones o que haya tenido 6 bancarotas en su vida empresarial a pesar de ser millonario. La fuerza del personaje y el voto de castigo al gobierno demócrata pudieron más que cualquier otra cosa.
Desde luego que este resultado trae consecuencias en el mundo y particularmente en México, su vecino y primer socio comercial. Más allá de las constantes amenazas de los líderes republicanos de declarar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas para poder justificar una intervención armada en nuestro territorio o un endurecimiento nunca antes visto en la frontera o deportaciones masivas, lo que realmente preocupa son las medidas económicas que puedan tomarse desde Washington.
Trump ha amenazado con imponernos tarifas arancelarias del 25% a nuestras exportaciones y hasta del 200% a los automóviles fabricados en México, quiere que las empresas norteamericanas vuelvan a casa y hará lo que sea necesario para conseguirlo. López Obrador encontró la manera de sortear el primer periodo de Trump a través del chantaje con el tema migratorio, pero para Claudia Sheinbaum no será tan sencillo.
El mensaje en las urnas ha sido muy claro; los grandes temas son la economía y la migración, en los cuales México juega un papel determinante. El electorado -como ha venido sucediendo en Europa- se movió hacia la derecha, con una visión más nacionalista y un fuerte liderazgo que ningún demócrata estaba en posibilidades reales de vencer. Anteriormente, el mismo sistema político de los Estados Unidos con sus pesos, contrapesos y división de poderes lograron contener a Trump, cuyas amenazas no pasaron de una agresividad retórica, pero ahora será distinto.
Aunque viene una revisión del T-MEC en el 2026 en temas fundamentales para nosotros como el energético y el agrícola, no todas son malas noticias para México; los Estados Unidos están en una encarnizada guerra comercial con China y necesitan de todo el apoyo de sus vecinos y socios para ganarla, eso le dará un buen margen de maniobra a la presidenta Sheinbaum.
Es sumamente complicado que se cumplan esas amenazas de aranceles´porque eso dispararía nuevamente la inflación en el país vecino, sin embargo se buscará frenar a las empresas que quieran invertir en México, para que lo hagan en los Estados Unidos, dificultando nuestro crecimiento económico y generando inestabilidad en el tipo de cambio. Con más de 73 millones de votos -incluyendo a la mitad de los latinos- el regreso al mundo Trump ya es una realidad. Al tiempo.
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